El alcalde Jorge Ramos Hernández reconoció que durante el periodo más violento de la ciudad tuvo temor de ser víctima del crimen organizado, al igual que los jefes policíacos que estuvieron bajo la mira de esas bandas delictivas.
Tras participar en la ceremonia de reconocimiento al secretario de Seguridad Pública Municipal, el teniente coronel retirado del Ejército, Julián Leyzaola Pérez, el edil panista entregó una medalla al valor heroico a su jefe policíaco.
"Hubo noches y días difíciles que nos cimbraron a todos los que traemos las riendas de esta ciudad. Hechos y acontecimientos y agresiones a la policía y a nosotros, en nuestra integridad y la de nuestras familias", reveló Ramos al hacer un recuento de su gestión, que concluirá el 30 de noviembre próximo.
El alcalde tijuanense retomó su discurso del último año y afirmó que Tijuana es el único municipio en el país que pasó de una crisis a un control de la violencia.
Sostuvo que la clave para lograr la situación fue nombrar un mando "incorruptible" en la Policía Municipal que rompiera la regla de "plata o plomo", en referencia a Leyzaola Pérez.
En breve conferencia de prensa, reveló que hubo momentos muy difíciles en el trienio en el que sintió temor de sufrir algún ataque, pero en lugar de paralizarse, ese miedo le impulsó a actuar contra la amenaza.
El miedo, dijo, fue a que el crimen organizado terminara de apropiarse de la ciudad, y fue cuando solicitó el respaldo del Ejército para que interviniera en tareas de combate a la delincuencia.
Ramos Hernández reconoció que todavía falta rescatar a Tijuana de la delincuencia común que está íntimamente ligada al crimen organizado, pero aseguró que entregará una ciudad muy diferente a la que recibió cuando tomó posesión el 1 de diciembre del 2007.
La Policía Municipal, recordó, estaba totalmente infiltrada por el crimen organizado.
