Cinco días antes de su muerte platicamos con Rodolfo Ayup Sifuentes, que evidentemente disminuido recordó muchas anécdotas sobre su peregrinar en el Rey de los Deportes. Cuando se tocó el tema de la Liga Mayor de La Laguna se habló de los grandes peloteros que pasaron por este circuito, así como de los problemas económicos que en la actualidad afectan el desempeño de la mayoría de los equipos.
Así fue siempre Rodolfo Ayup Sifuentes, a quien conocimos hace 25 años y desde entonces nos brindó una amistad sincera, la cual con el tiempo creció y creció hasta que el destino decidió terminar con su vida. Fue una grata experiencia trabajar junto a este personaje durante la existencia de la Delegación Laguna de la Conade y Codeme, mucho lo tratamos en sus tiempos de presidente de la Liga Mayor de Beisbol y también hubo momentos de gran alegría, como asistir a sus bodas de oro.
Apenas el martes anterior Raúl Héctor Parra Monsiváis enteró al teniente coronel Alonso Pérez González sobre el deceso de Rodolfo Ayup Sifuentes, lo cual lamentó profundamente el hoy titular de la Codeme y mandamás del beisbol amateur en México. Junto con Alfonso Díaz Couder Calero y Raúl Héctor Parra Monsiváis, Rodolfo Ayup Sifuentes entregó mucho de su vida al Rey de los Deportes de La Laguna. Desde su trinchera en Matamoros fue siempre un incansable impulsor del deporte, especialmente el beisbol, aunque como jugador de basquetbol alcanzó alturas importantes.
Tener la amistad de un personaje de este tamaño siempre será un orgullo y nos deja tranquilos habérselo dicho cinco días antes de su deceso, cuando con un fuerte apretón de manos nos agradeció las atenciones recibidas, según él inmerecidas. En el rancho Baracaldo Rodolfo Ayup Sifuentes resultó un gran anfitrión de aquel Congreso Nacional de la Federación Mexicana de Beisbol, el cual Alonso Pérez González recordaba el martes anterior con gran nostalgia.
Hombre por todos querido, Rodolfo Ayup Sifuentes disfrutó de un gran homenaje apenas en julio pasado, ahí en el majestuoso Auditorio Municipal recibió el cariño de su esposa Silvia, de sus hijos, hermanos, nietos, sobrinos y de los muchos amigos que hizo a lo largo de sus 83 años de vida. Todo el pueblo de Matamoros se dio cita para dar el último adiós a este gran hombre, cuya labor en esta vida fue mucho más allá del aspecto deportivo.
Qué orgullosos deben sentirse Silvia Guerrero, hoy viuda de Ayup, y sus hijos por haber tenido la suerte de contar con un esposo y padre de la talla de quien fuera un gran ser humano, un hombre de bien y ejemplo para las nuevas generaciones. Desde estas líneas vaya un sincero homenaje post mortem para Rodolfo Ayup Sifuentes y un agradecimiento por habernos entregado una amistad sincera. Gracias "Potrillo", hoy la sociedad celestial celebra tener a un gran hombre en su seno.
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