Delito. Las vacas son los principales animales robados.
"¡Bájate o te mueres!", le advirtieron. Con un cuerno de chivo apuntándole a la cabeza, Carlos Camarena no tuvo otra opción que entregar las llaves de su camioneta, bajarse con los brazos en alto y dejar que se la llevaran los cuatro hombres que lo interceptaron a las 10:00 horas en la comunidad Téjaro, en el municipio de Tarímbaro, Michoacán.
Los delincuentes no pretendían robarse la traqueteada camioneta de redilas porque la abandonaron cinco kilómetros adelante. Querían la "mercancía" que iba en la parte trasera, cuyo valor fue estimado por su dueño en 70 mil pesos. Iban por los tres becerros y el borrego que su criador cuidó y engordó durante dos años y medio. Carlos es ganadero desde su adolescencia, cuando su abuelo le heredó el negocio familiar de cría y venta de becerros. "Pero ser ganadero ya no deja nada bueno. Uno la piensa porque ahora te cuesta la vida".
Organizaciones ganaderas de al menos 11 estados de la República aseguran que el robo de ganado o abigeato -como se tipifica el delito- ha repuntado en los últimos dos años. Los caballos, las vacas, los borregos y los becerros son los principales animales robados, y las pérdidas para los criadores son contabilizadas en varios miles de pesos.
Un toro, por ejemplo, llega a costar entre 8 mil y 10 mil pesos; una vaca, entre 10 mil y 12 mil pesos; una vaca lechera se vende hasta en 25 mil pesos; un caballo entre 15 mil y 30 mil pesos, y un becerro cuesta entre 10 y 20 mil pesos.
Ganaderos de Aguascalientes, el Estado de México, Chiapas, Coahuila, Jalisco, Michoacán, Querétaro, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y Zacatecas consideran que este delito ha crecido entre 30% y 50%, y lo atribuyen al crecimiento de la delincuencia organizada y a que los cárteles del narcotráfico han ampliado su campo de actividad. Pero también creen que en la mayoría de los casos se trata de delincuentes comunes y ocasionales que aprovechan el clima de inseguridad que hay en el país para cometer un ilícito.