Afuera del Estadio Corona podía verse cómo aficionados se ambos equipos llegaban para ser testigos del duelo entre el Santos Laguna y las Chivas Rayadas del Guadalajara; algunos hasta aprovecharon para adelantar su disfraz que se pondrán en el Día de Brujas. (Jammedia)
Camisetas rojiblancas resaltaban entre las albiverdes. Afición de las Chivas hay en todas partes de México, así que esta vez el Estadio Corona además de laguneros santistas, estuvo muy concurrido de "chivas locales".
No estuvieron, como es costumbre, concentrados en la esquina norte del estadio, sino que los aficionados del Guadalajara anduvieron "regados" en cada una de las secciones de la tribuna guerrera.
Un grupo numeroso de rojiblancos destacó detrás de la portería sur, la que defendió en el primer tiempo Oswaldo Sánchez. Casi en el mismo sitio que otras veces la ha ocupado "La Tribu" santista.
"Dale, dale, dale Rebaño, Dale, dale, dale Rebaño, Dale, Rebaño". No se sentaron, todo el tiempo brincaron y corearon sus porras una y otra vez. De cualquier modo, hubo que custodiarlos. Guardias de seguridad privada los rodearon para evitar cualquier susto.
Porque de repente aparecieron los enfrentamientos verbales entre santistas y chivas, compitiendo en porras y saltos, en emoción con cada tiro al arco de su equipo, lo mismo que en angustia con cada peligrosa llegada del rival.
Con el "9" de Omar Arellano, el "17" de Omar Bravo y uno que otro despistado con el "14" que portara anteriormente Javier el "Chicharito" Hernández, la flamante exportación de las Chivas al Manchester United. El número es lo de menos, el chiste es portar con orgullo los colores rojiblancos.
Muchos otros desde palcos, apoyando a su manera, tratando de captar el momento, mientras que los de más abajo, buscando conseguir el autógrafo o cuando menos el saludo de sus ídolos de camino al vestidor.
Y los más desde casi cualquier butaca del Corona. Incluso los que llevaban a la novia o al novio santista, a los papás o a los hermanos "guerreros" , compartiendo la misma pasión por el futbol, aunque con otros colores.
Camaradería que se olvidó cuando cayó el gol "guerrero" al minuto 42. Sí que les llovió sobremojado a los de Chivas, porque los santistas bañaron con lo que traían en la mano a los rojiblancos, especialmente a los de atrás de la portería sur.
Y los volvieron a bañar cuando un par de minutos después cayó el empate. Mientras los del "Rebaño Sagrado" reventaban de felicidad, los verdiblancos no se la creían y seguían aventando líquidos por el puro coraje.
Al final, el "chiverío" se salió con la suya y por eso tuvo que esperar para salir del estadio, mientras eran escoltados por los guardias de seguridad, sin registrarse ningún incidente que lamentar.