Rugby, pasión sudafricana

MEXICO, D.F.- Las banderas y colores albicelestes aparecieron por las calles de Pretoria junto con jubilosos aficionados sudafricanos. La selección Argentina, con sus estrellas Lionel Messi y Carlos Tévez, arribaban a su concentración con cierta resignación sobre el alboroto que anticipaban. De pronto, no hubo porras para el equipo de Maradona y sí para unos tales Blue Bulls.

El jolgorio entre los ciudadanos de Pretoria, a unos 500 metros de la concentración de la selección argentina, se debía al triunfo del equipo local de rugby sobre los Western Stormers, de Ciudad del Cabo, por 25-17, en la competencia conocida como la Super Final 14. Los conocidos como los "Die Blou Bulle" utilizan los mismos colores que los sudamericanos futbolistas, en lo que para Sud-áfrica es el segundo deporte en predilección en el país, sólo por detrás del balompié.

Para la "nación del arcoiris" representa una de las pasiones más seguidas. Unos 10 millones de sudafricanos siguen esta disciplina, para una nación de 44 millones. Su selección es actualmente la campeona del Mundial, del Campeonato de las Tres Naciones y, según la clasificación mundial, es la segunda potencia del planeta.

Los nombrados Springboks representaron por muchos años uno de los emblemas más férreos del sistema de segregación racial del apartheid. Sus filas excluían a los de raza negra y esto provocó que se convirtiera en el deporte de los blancos. En reacción a lo anterior, la gente negra adoptó como suyo el futbol. Pese a los años transcurridos del fin del régimen racista, es más común ver a más jugadores blancos entre los "Bafana Bafana" que jugadores negros entre el seleccionado de rugby.

Es una situación que hasta hoy en día el ministro del Deporte de este país trata de cambiar con la recomendación de que haya más seleccionados negros en el equipo de rugby. Una iniciativa por pasar a otro nivel de integración, el cual tuvo un primer paso en 1995, en aquella legendaria versión de los Springboks que se coronó en su regreso a un Mundial, celebrado justo en Sudáfrica.

Para aquella competencia, la cual se llevó al cine el año pasado con "Invictus", fue clave el papel de Nelson Mandela, entonces presidente de Sudáfrica, quien invitó a su nación a apoyar a un equipo que durante los primeros partidos tenía a un amplio sector en su contra. Junto con Chester Williams, único jugador negro, Mandela logró la unión de un país entregado a un fin común.

Ahora ese papel de conciliador, en una nación con divisiones aún entre sus pobladores, le toca a la selección de futbol en la Copa del Mundo.