Sabías que...

PERDIDOS EN LONDRES

Hace algunas semanas los turistas que visitaron la capital de Inglaterra tuvieron la oportunidad de perderse voluntariamente en un singular laberinto, instalado en la concurrida plaza Trafalgar Square, sitio vital del distrito West End y uno de los parajes más emblemáticos de la capital inglesa. El circuito -elaborado con árboles de laurel y tuya- permaneció abierto durante cinco días, y sus creadores aprovecharon los recovecos para colocar carteles con información de interés sobre la zona -donde se agrupan tiendas, teatros, restaurantes, cines y bares-, mientras que en el centro se presentaron diversos espectáculos musicales y teatrales.

CELULAR ANTISECUESTRO

Si cree que lo ha visto todo en tecnología de celulares, no esté tan seguro: un sinfín de compañías trabajan día a día para desarrollar herramientas que le sean útiles al hombre moderno. Una de ellas es la empresa mexicana Futuro Móvil, que recientemente presentó su más novedoso proyecto: una aplicación antisecuestros. Según se explica, al activar el original gadget, el teléfono enviaría un mensaje de alerta a las cuentas que el usuario tenga activas en Facebook y Twitter, o bien por correo electrónico, advirtiendo así la situación a sus conocidos. De entrada el software estaría disponible sólo para iPhone, aunque se planea crear una versión compatible con Blackberry y otros modelos de celular.

ARTE DIGERIBLE

Hay quienes se dicen “peleados con el arte” asegurando que “no digieren” las nuevas propuestas. Sin duda no podrían afirmar lo mismo de la exposición Cake Britain, que no hace mucho fue desplegada en The Future Gallery, en Londres, siendo descrita como “una muestra que combina el arte pop y el expresionismo abstracto”, con la diferencia de que los artistas participantes cambiaron los lienzos por el azúcar y la harina, creando así piezas coloridas, ingeniosas y comestibles. Las obras fueron vendidas con fines benéficos, pero al término de la exhibición -que duró tres días- los compradores no se las llevaron para decorar sus casas, sino sus estómagos.