"El tiempo se acorta y pronto será el año en el que las reservas financieras destinadas para el pago de pensiones y jubilaciones se agoten".
Daniel Karam
El Instituto Mexicano del Seguro Social ha sido un orgullo para nuestro país durante décadas. Millones de trabajadores han recibido tratamientos médicos, servicios de guardería, pensiones y jubilaciones que nunca habrían obtenido sin él. Sus cifras, sin embargo, simplemente no cuadran. Las pensiones de los propios trabajadores del IMSS están dejando sin recursos a la institución. No pasará mucho tiempo para que el dinero que se paga en sueldos y pensiones a los trabajadores de la institución no deje sobrantes para gastos en beneficio de los derechohabientes.
Los usuarios del Seguro Social han percibido ya el deterioro de la calidad de los servicios. Quienes eran atendidos en los años sesenta o setenta recibían una atención de altísimo nivel. En los últimos años ha habido, sin embargo, una caída importante que se manifiesta en esperas, falta de medicamentos y simplemente mal servicio.
El Seguro Social no fue obra de ninguno de los santones de la izquierda revolucionaria. Ni Lázaro Cárdenas ni Adolfo López Mateos lo impulsaron. Este crédito le corresponde al "derechista" Manuel Ávila Camacho. El problema es que los siguientes presidentes ampliaron los beneficios y la cobertura sin nunca cobrar los derechos para garantizar el funcionamiento de la institución en el largo plazo. No sólo los trabajadores quedaron cubiertos, por ejemplo, sino también sus familiares, pero sin que nunca se cobraran las cuotas necesarias.
Mucho se ha hablado de los abusos que algunos directores cometieron al utilizar los recursos del seguro de retiro no para crear reservas sino para construir teatros, centros vacacionales, campos de beisbol y equipos de futbol. Sin duda mucho dinero se desperdició. Pero el meollo es que nunca se cobraron las cuotas que hubieran permitido crear las reservas para las pensiones y financiar los otros servicios del IMSS. A los políticos les gusta "regalar" servicios con dinero del pueblo, pero no cobrarlos. Esto no da votos.
Durante mucho tiempo el sistema funcionó porque los políticos saquearon los seguros de pensiones y jubilaciones para cubrir los otros gastos. Muy pocos trabajadores se jubilaban en los primeros años, por lo que el seguro de pensión era superavitario.
Cuando el IMSS no pudo ya pagar las pensiones de los derechohabientes fue rescatado por el Gobierno Federal. Éste creó el sistema de Afores, con aportaciones y pensiones individuales, y la hacienda pública asumió el pago para quienes ya estaban pensionados o se retirarían antes de la maduración del nuevo sistema. Pero este rescate le está costando a los contribuyentes billones de pesos a pesar de que la mayoría de la población no tiene siquiera acceso al Seguro Social.
Ahora ha llegado la crisis de las pensiones de los propios trabajadores del IMSS. Como tampoco se hicieron las reservas para sus generosas pensiones, éstas amenazan con quebrar a la institución. Sólo hay dinero para pagarlas hasta el 2012. Después habrá que buscar el dinero en otro lugar.
¿Qué va a ocurrir ahora? El Estado mexicano no puede darse el lujo de dejar quebrar al IMSS. Sin embargo, éste tampoco puede seguir viviendo con las actuales reglas. Tiene razón el presidente Felipe Calderón y el director del IMSS, Daniel Karam. Es imprescindible repensar el sistema de seguridad social. El que desarrollaron los gobiernos de la revolución desde 1943 era quizá un sueño maravilloso, pero nunca tuvo los recursos para sobrevivir.
Es absurdo prohibir la venta de ciertos alimentos en las escuelas cuando los niños pueden adquirirlos en cualquier lugar. Una vez más los legisladores mexicanos están demostrando que lo suyo es prohibir, cuando lo que realmente beneficiaría a los niños es una mayor educación acerca de los valores nutritivos de los alimentos y de los beneficios del ejercicio.