"En su barbarie homicida y en su ciega y desesperada guerra intestina contra sus adversarios, asesinan sin piedad y sin escrúpulos".
Felipe Calderón Hinojosa
La masacre de San Valentín, ocurrida el 14 de febrero de 1929 en Chicago, escandalizó a todo Estados Unidos. Provocó una intensa acción policial que llevó al desmantelamiento de las dos bandas de tráfico de alcohol más importantes del país: la italiana de Al Capone y la irlandesa-polaca de Bugs Moran. También promovió un cambio de actitud de la sociedad estadounidense. En 1933 el presidente Franklin D. Roosevelt logró la legalización de las bebidas alcohólicas tras 14 años de prohibición.
En el México contemporáneo esa matanza apenas habría llamado la atención de los medios. Solamente hubo siete muertos y todos vinculados con la pandilla de Moran. No hay comparación con las ejecuciones masivas de inocentes, que se han convertido en parte cotidiana de la vida en nuestro país.
En la madrugada de este 28 de octubre, un grupo de pistoleros atacó tres transportes de personal de una empresa maquiladora de Ciudad Juárez; cinco trabajadoras murieron y 14 personas resultaron lesionadas. También ayer cinco muchachos fueron ejecutados o murieron en un enfrentamiento en la colonia Morelos de la Ciudad de México. Un día antes 15 jóvenes, entre ellos 11 adictos en rehabilitación, cayeron asesinados en un negocio de lavado de autos en Tepic, Nayarit.
El domingo 24 de octubre por la noche fueron otros 13 jóvenes adictos en rehabilitación, de la casa Camino a la Recuperación de Tijuana, los asesinados. Un mensaje en la frecuencia de radio de la Policía advirtió: "Acuérdense que fueron 135 toneladas. Faltan más muertitos". La referencia era, presumiblemente, a las 134 toneladas de marihuana decomisadas por el Ejército el 18 de octubre también en Tijuana. El viernes 22 de octubre las víctimas fueron 14 jóvenes en una fiesta de cumpleaños en Ciudad Juárez, cuatro de ellos menores de edad.
Estos son nada más los casos más recientes. A lo largo del año se han ido acumulando las matanzas, tantas que se pierde la cuenta. El periódico Reforma contabiliza hasta el viernes 22 de octubre 9,598 ejecuciones en el país. Ya se ha rebasado con mucho el récord de 6,587 de todo el 2009. Cada vez es mayor el número de víctimas en masacres. Ahí están los 72 inmigrantes ejecutados en San Fernando, Tamaulipas; los parroquianos de Juana's y El Ferrie y los participantes de una fiesta en la quinta Italia Inn de Torreón; los 11 muertos del centro de rehabilitación Fuerza para Vivir de Gómez Palacio; los 10 muertos en el albergue Anexo de Vida el 14 de septiembre, los 18 del 2 de septiembre en otro centro de rehabilitación de Ciudad Juárez y los 15 de la fiesta de jóvenes de Villas de Salvárcar del 30 de enero. Y nadie sabe nada de los michoacanos secuestrados en Acapulco.
El presidente Calderón no ofrece muchas esperanzas de mejoría. "Nos va a tomar pérdidas de vidas humanas, por desgracia", dijo en una reunión en el Hotel Sumiya de Morelos, este 27 de octubre. "La alternativa de simplemente no hacer nada frente a la criminalidad, una alternativa que se tomó mucho tiempo y que dejó que creciera y creciera y creciera el problema, sólo nos puede llevar a mayor gravedad de nuestros problemas".
Quizá. Pero el hecho es que la matanza de siete criminales en Chicago el día de San Valentín de 1929 llevó a la derrota de las dos bandas criminales más importantes de Estados Unidos, pero también a la decisión de fondo de derogar la prohibición que había generado la violencia.
Un amigo me cuenta de una reciente visita a Amsterdam, Países Bajos, donde el consumo de marihuana es legal. Por las calles céntricas se percibe con frecuencia el olor de esta sustancia sin que nadie se inquiete. El verdadero tema que preocupa a los comentaristas en los medios son las protestas de los trabajadores de las cárceles, molestos por el cierre de varios de sus centros de trabajo ante la falta de reos.