El desfile de los campeones inició en el Superdomo, la casa de los Santos y de todos los ciudadanos.
AP
.- Sólo un desfile por la victoria en el Super Bowl podía opacar al Mardi Gras en Nueva Orleáns.
Carrozas del carnaval con los jugadores de los Santos a bordo, acompañados por los entrenadores y el propietario del equipo, Tom Benson, pasaron ayer frente a decenas de miles de jubilosos aficionados en el centro de Nueva Orleáns, dos días después de que la franquicia de 43 años de antigüedad ganara su primer campeonato de la NFL.
Los jugadores, vestidos con sus camisetas del equipo en lugar de los tradicionales disfraces y máscaras del carnaval, arrojaron cuentas al público y firmaron autógrafos para multitudes de aficionados que los vitoreaban. Benson gritó "Who Dat!" en un micrófono desde su percha encima de una carroza. El entrenador Sean Payton arrojó besos al tiempo que sostenía el trofeo Lombardi encima de su cabeza.
La frase "Who Dat!" es una versión local de "¿quién es ese?", con un dejo de reproche para insinuar quién se atreve a dudar de la entereza de la ciudad y de su equipo. "Esto es más alocado que el Mardi Gras", dijo Frank V. Smith, de 55 años, un residente de Nueva Orleáns de toda la vida, el cual tomaba fotografías de los jugadores desde la parte trasera de una camioneta. "Nunca he visto tanta gente en la calle aquí como esta vez. Esto es hermoso".
El desfile, una semana antes del famoso festejo del Mardi Gras (Martes Gordo, en francés) de la ciudad, inició frente a la casa del equipo, el Superdome de Luisiana. Confeti color negro, dorado y blanco caía sobre la multitud y un hombre que vestía una chaqueta de los Santos sostenía un letrero que decía: "¡Feliz Gras Lombardi!"
Las carrozas se detuvieron frente a una plataforma en el histórico Gallier Hall, de forma que los funcionarios electos, incluyendo al alcalde Ray Nagin, la senadora Mary Landrieu y el gobernador Bobby Jindal, pudieran brindar en honor del triunfo del equipo por 31-17 sobre los Potros de Indianápolis. "¿Cómo se siente esta noche la nación 'Who Dat'?", gritó el quarterback Drew Brees, el Jugador Más Valioso del Super Bowl, cuando su carroza se detuvo ante la plataforma. "Este brindis es para ustedes. Los amamos y ganamos ese campeonato para ustedes".
Diez krewes (sociedades exclusivas que organizan los desfiles) del carnaval prestaron carrozas para que el equipo las ocupara. Más de una decena de bandas musicales se unieron al equipo en su ruta, que pasó a un costado del Barrio Francés y concluyó en el centro de convenciones municipal.
Futuro incierto
El porvenir de la NFL está en juego fuera del emparrillado.
n Una temporada memorable -coronada con un Super Bowl ganado por el equipo supuestamente débil- y una enorme audiencia televisiva eran motivos suficientes para que los ejecutivos de la NFL y los aficionados se frotaran las manos pensando en el devenir de la liga.
n Sin embargo, las sonrisas tienden a esfumarse pronto. El futbol profesional estadounidense parece encaminarse a un destino incierto. A menos que surja un rápido -y totalmente imprevisto- acuerdo con el sindicato de jugadores para un nuevo contrato colectivo, el 2010 se jugará sin un tope salarial.
n La consecuencia inmediata sería una huelga, algo que el director ejecutivo de la Asociación de Jugadores de la NFL, DeMaurice Smith, describió como "14" en una escala de 1 al 10.
n Pero, el comisionado Roger Goodell no está de acuerdo, pues considera que las negociaciones llevarán al acuerdo antes de marzo del 2011, cuando expira el contrato colectivo de trabajo.
n Los propietarios de los 32 equipos de la NFL están preparados para enfrentar su primera temporada sin tope salarial desde 1993. Mientras los dueños se quejan de que están perdiendo millones de dólares, mientras los jugadores aseguran que los equipos están ganando dinero a manos llenas, parece difícil hallar coincidencias para la negociación.