"Es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse porque ya no existen."
Mateo (2:18)
L 28 de diciembre se recuerda la historia de los Santos Inocentes: la matanza que narra el evangelista Mateo de los niños menores de dos años de edad en Belén y sus alrededores por órdenes de Herodes. Los dos milenios de distancia no han disminuido el horror que sentimos por esos presuntos hechos.
Ningún gobernante ha ordenado específicamente una matanza de niños en estos tiempos aciagos que vive México. Pero niños y adolescentes asesinados ha habido muchos en este 2010 y en los años anteriores.
Menores de edad eran la mayoría de los muchachos que participaban en una fiesta en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, el 31 de enero de este 2010 y que fueron atacados por un grupo de sicarios. Catorce murieron, de los cuales once no alcanzaban los 18 años. En su deseo por mantener la idea de que sólo los criminales sufren las consecuencias de la violencia, el presidente calificó tanto a los agresores como a las víctimas de pandilleros en una apresurada declaración hecha desde Tokio, Japón. Después tuvo que retractarse públicamente, cuando quedó de manifiesto que las víctimas eran jóvenes estudiantes que jugaban en un equipo de futbol americano. Las autoridades dijeron posteriormente que el ataque fue producto de un error; un grupo de sicarios, al parecer, confundió a los jóvenes con miembros de una banda rival.
Siete menores, el más pequeño de ocho años, estuvieron entre los 10 muertos el 28 de marzo en un ataque a una camioneta en Pueblo Nuevo, Durango. El comando armado que los agredió les disparó y les arrojó ganadas.
En Ciudad Mier, Tamaulipas, el 3 de abril de este 2010 Bryan y Martín Almanza, de 5 y 9 años de edad, fueron muertos en un ataque perpetrado no por sicarios sino por efectivos del ejército. En un principio la Secretaría de la Defensa argumentó que los niños, que iban en un vehículo con su familia, habían sido víctimas de un fuego cruzado. Después se comprobó que el fuego cruzado nunca existió.
Alejandro de León Castellanos, de 15 años, fue muerto también por soldados. También su padre murió en los disparos. En esta ocasión la Sedena afirmó que la camioneta en que viajaba su familia no se había detenido en un retén. Una vez más resultó después que no había existido ningún retén. La camioneta simplemente empezó a rebasar a un convoy militar en la carretera, lo cual fue pretexto para que se le disparara.
Por lo menos cinco menores de edad estuvieron también entre los 13 muertos de la colonia Horizontes del Sur, en Ciudad Juárez, del 23 de octubre. Uno de los fallecidos tenía nueve años de edad.
Numerosos menores había al parecer entre los 72 migrantes asesinados en San Fernando, Tamaulipas, en agosto y entre la cincuentena de indocumentados levantados en Oaxaca en diciembre y que se presume han sido también ejecutados.
La lista de niños asesinados en la guerra contra el narco es grande y creciente. El periódico Reforma registraba en su Ejecutómetro el 4 de noviembre la muerte de 276 menores de edad asesinados nada más en los 10 primeros meses de 2010.
Nadie sabe cuántos niños fueron presuntamente asesinados por Herodes y sus soldados tras el nacimiento de Jesús. Me dicen que Belén era un pueblo muy pequeño y habría quizá un par de docenas de niños menores de dos años en la comarca. En este sentido la matanza de los santos inocentes que se lleva a cabo todos los años en México es mucho mayor que la ordenada por Herodes en Belén.
FUERO PARA AGREDIR
Christian Vargas, el llamado dipuhooligan, agredió el 26 de diciembre a una mujer en la delegación Gustavo A. Madero porque supuestamente le había robado unas joyas. El hijo defendió a su madre; pero el diputado priista, que iba en estado de ebriedad y acompañado de dos hombres, lo atacó entonces a él. En esta ocasión el legislador fue consignado, pero el Ministerio Público lo dejó en libertad después de una hora. Tenía fuero por ser diputado.