Dos días después del terremoto el jefe de la embajada de México en Haití, Alan Romero, llevó a un ingeniero para valorar la estructura del departamento que ocupaba en el hotel Montana en Petion-Ville. (EFE)
Dos días después del terremoto el jefe de la embajada de México en Haití, Alan Romero, llevó a un ingeniero para valorar la estructura del departamento que ocupaba en el hotel Montana en Petion-Ville.
Adentro encontró a dos jóvenes haitianos que llegaron primero que él.
Trataba de recuperar documentos personales, relató Romero, todo era caótico, y bajo advertencia del ingeniero sobre un desplome en caso de una nueva réplica, entré al edificio.
'En el departamento tenía una caja fuerte. Lo primero que observé es que la casa la habían saqueado, todo se chingaron. Todo es todo'.
'La cajita fuerte que tiene como un resorte que se bota, no la podía abrir ese día, voy a la cocina caminando y veo a dos jóvenes que salen como pueden. No por temor a mí, sino porque se dio una réplica fuerte', comentó.
Lo que pretendía, justificó, era recuperar la tarjeta de crédito, pasaporte, chequera, pero eso casi me cuesta la vida, ya la casa había sido saqueada.
'El 14 de enero, la verdad tuve mucho miedo, pues hubo una réplica. Dije, íchin, ya se cayó esto!, me gritaban Emiliano Torres y el ingeniero… íAlan, Alan, sal de ahí!, afortunadamente lo puedo contar.
'Pero es increíble que algunos se dedicaron a saquear casas en medio de la tragedia en lugar de ayudar', lamentó.
Romero precisó que vivía en el hotel Montana, en el barrio de Petion Ville en el que se llegó a hospedar el entonces presidente estadunidense Bill Clinton en una visita oficial.
'Se cayó todo, se derrumbó todo, el problema es que el cerro no es rocoso y no resistió la intensidad del sismo.
'El día del terremoto pensé que era como un misil. Había mucho polvo, ese cerro donde estaba el hotel Montana es arcilla que se convirtió en polvo.
'Esta era mi casa, tenía una vista bonita al cerro', enseña una imagen de su teléfono celular. 'íUff qué te digo, ya no existe!', comentó.
Aquí en la embajada, recordó, la alberca parecía que alguien la agitaba, el agua de la taza del baño se desparramó, todo se movía de un lado a otro.
'Pam, pam, pam, salgo corriendo hacia la puerta y de repente voy volando y caigo de espalda. Nunca había vivido algo así, ahora veo que los pisos están chuecos.
'Emiliano Torres, tercer secretario de la embajada, logró salir por el patio. Yo salí por la puerta principal. El carro del embajador se movía de un lado a otro, logré llegar a la calle, el ruido era horrible, polvo por todos lados, salió el embajador.
'Me tocó vivir el terremoto de 1985 en el Distrito Federal siendo niño. Esto ha sido más feo, saltaban los pisos', narró.
Los especialistas, agregó Romero, mencionaron que no había temblado así en la isla hace 200 años.
'Según los expertos se acumuló mucha energía y se acomodaron las capas; se espera que venga otro temblor fuerte en el Caribe.
'Ahora estoy refugiado en la casa del embajador Everardo Suárez, al igual que todo el personal, Antonio, Emiliano, a éste último se le cayeron las bardas de su casa, su terreno está invadido. El no puede abrir su casa.
Romero llegó a la embajada de México en Haití hace cuatro meses, tras haber trabajado siete años en Panamá.
Ha sido difícil, admitió, hubiera podido jurar que la casa de la embajada se iba a caer.
'Fue algo muy serio, difícil, entonces todos nos separamos para que cada uno fuera a ver su casa, empecé a subir entre escombros, la gente no reaccionaba... no había ayuda.
'Cuando estaba un poco tranquilo, subí a ver mi casa y una réplica, chin, me entró pánico y me pegué a la pared, bajo en chinga hacia la embajada.
'Y en el camino me encontré a un estadunidense herido, más adelante un español y un francés dentro del carro, lleno de sangre en la cabeza a quienes preste ayuda', relató.
Un día para no olvidar nunca.
