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Se acabó la pesadilla

Empresa

ALBERTO BARRANCO

Finalmente, más de un año y medio después de un largo vía crucis que provocó más de un infarto e intento de suicidio, además de persecuciones policiacas, los miles de tenedores de Certificados Bursátiles emitidos por la cadena de tiendas Comercial Mexicana están viendo la luz del final del túnel.

La firma encabezada por Guillermo González Nova acaba de lanzar una nueva emisión de papeles similares, que se endosaron a los damnificados, tras incumplirse la redención de cinco previas en septiembre y octubre de 2008.

Como recordará usted, en esa fecha le estalló en la cara a la empresa mercantil la bomba de tiempo sembrada al pactar audaces operaciones de derivados con bancos extranjeros, en la búsqueda de ilusorias ganancias cambiarias.

La Cómer le apostó a un paridad peso-dólar a la que rebasó con creces la realidad, quedando colgada literalmente de su propia ambición... o si lo prefiere de la astucia de las intermediarias para embaucarla.

Clasificada con la clave de pizarra "TCM 10", la nueva emisión de Certificados Bursátiles de corto plazo por mil 500 millones de pesos, se cruzó en el piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores con un respaldo de activos considerados de lujo.

Estamos hablando, por ejemplo, de la megatienda y terrenos anexos de avenida Revolución, donde se ubican las oficinas corporativas de la compañía, además de la ubicada en Insurgentes Sur, reputada como la primera de la cadena.

Los tenedores de los papeles tienen tres vías: venderlos en el mercado secundario de inmediato, para recuperar su inversión; aguardar algunos meses a que la cadena logre sortear sus problemas financieros al reestructurar su deuda por los derivados, o esperar la redención para cobrar además los intereses correspondientes.

Final feliz de la telenovela.

Sin embargo, la lección queda en los anales, como una muestra de hasta dónde puede laxarse el mercado de papeles de deuda, en perjuicio de miles de familias que depositan su esperanza en él, frente a los raquíticos réditos que ofrecen los bancos.

El juego de la ruleta rusa, en la magia de la conversión clandestina de una empresa abarrotera en banco.

De entrada, hete aquí que con el agua hasta el cuello, es decir, a sabiendas que tenía frente a si una deuda que podía ascender a mil 800 millones de dólares, la Cómer lanzó entre septiembre y octubre del 2008 cinco emisiones de Certificados Bursátiles por mil 500 millones.

Los papeles, con clave de pizarra Comerci 01808, 01908, 02008, 02108 y 02208, fueron adquiridos directa o indirectamente por más de mil personas físicas y morales, en la confianza de la calidad de "solvencia aceptable" endilgada por las calificadoras estadounidenses establecidas en México.

Según ello, pues, la redención estaba casi plenamente garantizada dada la buena marcha de la emisora... de acuerdo a sus propios estados financieros.

Digamos que de entrada ésta ocultó sus problemas o si lo prefiere los maquilló para evitar suspicacias de los apostadores. Sus deudas, así, estaban en un nivel que ni cosquillas le harían a su potencial.

Y aunque las calificadoras se escudarían en que los datos de soporte eran responsabilidad de la emisora, lo cierto es que el aval llegó cuando ya eran públicos sus problemas.

¿Se acuerda usted que a principios de octubre el entonces gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, se lamentaba que la firma se dedicara a especular en busca de ganancias fáciles, "en lugar de vender jitomates"?

De hecho, la última de las cinco emisiones de Certificados Bursátiles se lanzó el 10 de octubre, es decir en pleno escándalo, o si lo prefiere cuando la firma tenía los dedos atrapados en la puerta.

El caso es que llegó la fecha de redención y la emisora no pagó, dejando en el limbo a empresas como Bachoco, instituciones como el Seguro Social y, sobre todo, a miles de apostadores directos o indirectos, entre ellos viudas, ex futbolistas, ex boxeadores, profesionistas libres, trabajadores...

El golpe más dramático se le dio a cientos de trabajadoras mazahuas de la planta de Pastejé de Industrias Unidas (USA), cuya caja de ahorros se metió a la ruleta, con la novedad de que algunas de ellas depositaban uno, dos, 10 o 50 pesos a la semana.

El embrollo provocó una acusación penal contra el responsable de los dineros, quien debió huir... tras un fallido intento de asesinato.

En paralelo, otro de los damnificados sufrió un infarto tan brutal, que la válvula cardiaca se le partió en cuatro, en tanto uno más se intentó suicidar tras enfrentar la noticia del incumplimiento.

Llevado el asunto a los tribunales en enero del año pasado, de entrada la ira apuntó hacia las calificadoras que avalaron la emisión, con la novedad de que ésta no tenía sustento de la cadena, sino de la controladora, lo que constituía un engaño adicional.

Esta no es la dueña de los activos.

Finalmente, sin embargo, se levantaría la querella ante la promesa de la nueva emisión, que finalmente aterrizó felizmente.

¿Borrón y cuenta nueva?

BALANCE GENERAL

En realidad, al margen de acusaciones sobre supuesto ocultamiento de su producto estelar, la harina de maíz nixtamalizada, los problemas del Grupo Maseca en Venezuela se iniciaron con la llegada a la sociedad local de un socio minoritario que se ostentaba como mayoritario, de apellido Fernández Barrueto.

Éste fue acusado de fraude por el Gobierno del presidente Hugo Chávez, incautándole los cuatro bancos que detentaba. De pasadita, la Guardia Nacional asumió el control de las plantas conocidas como Monaca y Dimaseca.

Sin embargo, la firma propiedad de Roberto González Barrera logró demostrar que Fernández Barrueto no tenía un papel relevante en su administración, lo que permitió que se diera la orden de desocupación, que hasta hoy no se ha cumplido en su totalidad por cuestiones burocráticas.

Las plantas, empero, continúan funcionando normalmente. De hecho, sus ventas se han incrementado 13 por ciento en el año.

Más aún, se le acaba de autorizar a la empresa la venta de sus excedentes de trigo y aún un incremento en el precio de su producto estelar. Y si le seguimos, el Gobierno bolivariano coquetea con ella, para que administre plantas del ramo incautadas a otras compañías.

 FUERA EL GASODUCTO En recuerdo de aquella terrorífica explosión que cimbró hace 18 años a Guadalajara, destruyendo el sector Juárez y provocando cientos de muertos, el senador por Jalisco, Ramiro Hernández García, acaba de plantear un punto de acuerdo para exhortar al director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, a entregar un informe detallado del ducto de gas LP que cruza la capital de Jalisco.

Convertido en una potencial bomba de tiempo, el ducto de 14 pulgadas atraviesa una zona con una densidad promedio de cinco mil 109 viviendas por kilómetro cuadrado. El legislador alude a un estudio realizado por el Instituto estadounidense Batelle en el que se presume de un grave peligro de explosiones, al agotarse la vida útil de la tubería.

El ducto se construyó hace 30 años en un escenario en que el agotamiento llega a los 20. En aquel entonces Guadalajara tenía dos millones de habitantes.

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