Luego de la espectacularidad con la que se vivió la inauguración del la Copa Mundial de Futbol, donde la selección mexicana hizo su aparición ante el anfitrión Sudáfrica, la plancha del Zócalo lució menos imponente y festiva para el duelo en el que Brasil terminó imponiéndose 2-1 a Corea del Norte.
Esta vez, la desmañanada no fue el pretexto para no acudir a la cita, la hora (13:30 horas) y el calor daba pie para que los asistentes se acomodaran a disfrutar del juego, que destacaba por el atractivo de ver cómo llegaba la selección 'amazónica' a este certamen, después de algunas dudas en su funcionamiento.
Esta vez hubo mucho menos gente que en el partido del "Tri", aunque no faltó uno que otro turista brasileño que se dio cita en la explanada para ponerse al tanto del partido, al igual que personas de otras nacionalidades que se hospedaban en un hostal cercano, quienes llegaron contentos pero sin preferencia por alguno de los dos equipos.
Los mexicanos no ocultaron tampoco su simpatía por la "verdeamarela", varios, con el jersey de los pentacampeones, esperaban con ansias los goles, la mayoría acudió sólo por algunos momentos, oficinistas, gente que iba de paso, se quedaba unos instantes y se marchaba hacia sus respectivas ocupaciones.
El primer tiempo fue más tranquilo pues los goles se generaron hasta la parte complementaria, que fue cuando el grito al unísono de 'gol' se dejo escuchar en el Centro Histórico. Miacon había logrado ponerle alegría a este momento.
Después, Elano dio mayor confianza a los 'amazónicos' que se encontraban, quienes ya más emocionados lanzaron algunos tímidos cánticos de apoyo, pero la sonrisa se les borró con el gol, casi de ultimo minuto, de los coreanos y fue hasta entonces cuando un par de orientales se hicieron notar en el zócalo con su pequeño festejo.
Aunque algunos elementos de protección civil calcularon en cinco mil los asistentes a este evento, fue clara la poca presencia de la gente por los grandes espacios y huecos que se observaban.
Incluso mucha gente prefirió disfrutar el partido en algún restaurante o cantina de los alrededores y de nueva cuenta los vendedores, aunque discretos, también se dejaron ver en las inmediaciones.
