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¿Se queja la Tierra?

Este año el mundo ha sufrido una notable cantidad de sismos, lo cual ha despertado suspicacias referentes a que pudiera deberse al calentamiento global y los problemas que éste ha generado en la atmósfera del planeta.

Este año el mundo ha sufrido una notable cantidad de sismos, lo cual ha despertado suspicacias referentes a que pudiera deberse al calentamiento global y los problemas que éste ha generado en la atmósfera del planeta.

Fabiola Pérez-Canedo H.

2010 inició con sismos. Los fenómenos se presentaron con poca diferencia de tiempo en diferentes partes del mundo: Haití, Chile, China y México fueron algunos de los primeros sitios afectados, lo cual puso a los habitantes de todo el orbe en alerta frente a la posibilidad de que se atraviese por ‘el año de los temblores’. En el mismo contexto no han faltado afirmaciones respecto a que esta ola de terremotos se debe a los problemas ambientales y especialmente al calentamiento global que enfrentamos, pues mucho se comenta que antes no temblaba como hoy. No obstante -y pese a que el medio ambiente efectivamente sufre un grave menoscabo que no debemos desestimar-, aseverar que los temblores son un reclamo del planeta no es más que producto del sensacionalismo de la gente.

El Doctor en Ciencias de la Tierra Luis Quintanar, investigador y especialista en Sismología, explica que los sismos ocurren en forma aleatoria y que no existe una regla para determinar si durante cierto periodo habrá un determinado número de éstos, y que habrá épocas donde se presenten más que en otras. Los más recientes “se acumularon. Hace mucho que no temblaba pero desde el punto de vista estadístico la Tierra se sigue comportando igual”, afirma. El especialista agrega que si observamos el fenómeno a escala de tiempo desde la vida del ser humano, efectivamente en sólo tres meses se contabilizaron más terremotos que años atrás, pero al analizarlo desde una escala de tiempo mayor, tomando un promedio de 40 ó 50 años, es evidente que en realidad tiembla tanto como antes.

De hecho en el sitio de Internet del Servicio Sismológico Nacional (SSN) hay semanas en las que se reportan hasta 200 temblores. Y no es que haya mayor actividad telúrica, sino que hace algunos años no había tantas estaciones sismológicas instaladas, mientras que actualmente se ha modernizado la red permitiendo que la información se diversifique. “Hoy somos capaces de detectar sismicidad que anteriormente no se registraba porque ocurría cerca de una zona en donde no había equipo”, comenta Quintanar.

NO SON MÁS, NI MAYORES

El SSN define un sismo como un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra, una liberación repentina de energía que se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno. El mismo sitio explica que la litósfera (la capa más superficial de la Tierra) es una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una fuerza sobre él y forma un rompecabezas llamado placas tectónicas, las cuales se desplazan sobre la siguiente capa (la astenósfera) y al hacer contacto originan fuerzas de fricción, sometiendo a los materiales a grandes esfuerzos; cuando éstos rebasan la resistencia de las rocas hay una ruptura violenta, causando un temblor.

Cabe mencionar que inicialmente se hacían distinciones sobre si los sismos eran trepidatorios u oscilatorios; tal era la nomenclatura para indicar si ‘se sentía’ de manera vertical u horizontal, sin embargo hoy se sabe que los terremotos provocan ondas tridimensionales, por lo que son de ambas formas. “Cómo se sienta dependerá de qué tan próximos estemos del epicentro, si nos encontramos cerca predomina el movimiento vertical y si estamos más alejados impera el horizontal. En cualquier caso, el movimiento del suelo es en tres dimensiones”, amplía el especialista.

En todos los lugares donde ha temblado en este año ya se habían presentado terremotos con anterioridad e incluso de mayor magnitud. Por ejemplo en 1928 se registraron cinco fuertes sismos en el estado de Oaxaca, pero desde entonces no ha vuelto a ocurrir un fenómeno similar en dicha entidad. “Si en dado momento hay más temblores en un continente que en otro se debe a la misma naturaleza de las placas tectónicas. En Haití, el mayor ha sido uno de principios del siglo pasado; en 1980 Chile sufrió uno de 9.5 grados, el más grande de la historia de la Sismología mundial”, expresa el investigador.

Vale la pena subrayar que la sismicidad se manifiesta con mayor frecuencia en las regiones que son fronteras de las placas tectónicas; tales puntos están identificados en todo el mundo. Asimismo, la intensidad de un terremoto se relaciona con la energía almacenada y el grado de resistencia de las citadas placas, pero sus causas son geológicas y no tienen nada que ver con otras características, de modo que cuestiones como el cambio climático no interfieren con la presencia de sismos.

MOVIMIENTO IMPREDECIBLE

El Doctor Quintanar expone que la Sismología es una ciencia relativamente nueva, no tiene más de 100 años, por lo cual los conocimientos que se poseen sólo dan cuenta del origen de los temblores, aun no hay herramientas para predecirlos. “No existen hasta el momento este tipo de predicciones, lo más que podemos saber es que existen algunas regiones más propensas a un sismo que otras. Una de ellas es la brecha de Guerrero en nuestro país, donde no se ha dado un terremoto fuerte desde hace 100 años; se puede decir es que es una zona con alta probabilidad de que ocurran temblores, pero cuándo y de qué magnitud no lo sabemos”, comparte.

Por lo tanto lo único que puede ayudar a los pobladores frente a cualquier evento sísmico, es la prevención. “La gente debe tener conciencia de que vivimos en un país sísmico, sobre todo aquellas personas que habitan en zonas de alto riesgo precisan saber cómo actuar en caso de un temblor. Igualmente es fundamental no permitir asentamientos cerca de fallas geológicas ni en colinas donde puede haber deslizamiento de tierras y más daños”, recomienda el experto.

No hay que perder de vista que la Tierra es un planeta vivo, los terremotos no son más que la manifestación en la superficie de lo que sucede en su interior, por ello siguen y seguirán presentándose como lo han hecho en el transcurso de décadas, siglos y milenios.

Correo-e: fperez@elsiglodetorreon.com.mx

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