Se salva Monterrey y consigue empate

México, DF.- Los golpes de frustración entre los propios aficionados auriazules en las tribunas correspondían a esa sensación que dejó su equipo en la cancha. Pumas está de nuevo contra la pared por haber dejado en su casa un empate a cero que es derrota por reglamento de competencia y presagia eliminación, si se mantiene para el partido de vuelta.

Y para aderezar aún más el cerrado duelo, la polémica se hizo presente cuando en el último suspiro Martín Bravo decretó el 1-0 alentador, pero el silbante Roberto García anuló el tanto por una presunta falta de Darío Verón, quien envió el servicio a Bravo.

Otra vez la necesidad de una nueva gesta heroica se avecina para los Pumas.

Acceder a la final del Apertura 2010 depende de ganar, otra vez, fuera de casa y en un campo del que ya salieron goleados en este torneo. La igualada al pie del Cerro de la Silla le será insuficiente el domingo para poder disputar un nuevo título del futbol mexicano.

Es claro que los antecedentes inmediatos dan crédito a los universitarios.

Derrotaron al América y a Cruz Azul cuando su vida dependía exclusivamente de un triunfo. Sin embargo, Juan Carlos Cacho dejó en la humanidad de Jonathan Orozco, con un remate desperdiciado a quemarropa, que la empresa se antoja difícil ante un cuadro sumamente canchero y desesperante.

Los Pumas adquirieron en esta Liguilla el malsano gusto por desperdiciar la localía. Han dejado a un lado la fama de inexpugnable del Olímpico Universitario y dejaron que los regios sacaran el resultado que más le acomoda para el partido de vuelta. Ya alista sus armas para repetir el 5-2 que le propinaron a los auriazules en la campaña regular, para convertirse en finalista.

Desde antes del inicio del partido, el repleto Estadio Olímpico Universitario se convirtió en un infierno hostil para los Rayados. Hirvieron los Goyas, los gritos de aliento, los cánticos de La Rebel porque esperaban una gesta de su equipo; querían recordar esos torneos mágicos donde no fueron los mejores en el torneo, pero en la liguilla sus Pumas se convirtieron en bestias feroces que devoraron a sus rivales y se enfilaron hacia el campeonato.

Mas esta vez no fue así. Cuando el silbatazo inicial llegó, la visita durmió a los Pumas y la tribuna con el toque de balón de un lado a otro con el anhelo de herir. El ímpetú auriazul se ahogó.

Los cuatro hombres de peligro de los regios le mostraron a los universitarios que hace falta algo más que garra y motivación para doblegar al sublíder de la competencia. En la primera parte, Humberto Suazo puso nervioso a Darío Verón; Neri Cardozo y Luis Pérez confundieron a Israel Castro y Leandro Augusto; Aldo de Nigris le imponía su fuerza a Efraín Velarde.

Justo el volante de Monterrey le arrancó una sonrisa inquieta a Sergio Bernal, tras rematar al poste que evitó la apertura del marcador. Guillermo Vázquez, técnico auriazul, caminaba sin ton ni son. Era claro que buscaba una explicación a la paradoja de que los ataques de su escuadra comenzaban en Dante López y terminaban en Marco Antonio Palacios.

En la segunda parte, los auriazules buscaron el despertar de su rugido. Se fueron al frente furiosos, sin tomar en cuenta el potencial ofensivo que los visitantes mostraban en cada contragolpe. El mensaje del estratega local con el ingreso de Juan Carlos Cacho no podía ser más claro: ir con todo, dejar la piel para tratar de llegar con ventaja a la vuelta.

El Olímpico Universitario se fue apagando. Sólo aparecían los gritos ahogados de gol con los disparos de los delanteros felinos. Ninguno encontró destino de gol.

Ahora, los del Pedregal vuelven a la situación que más les acomoda: ser víctimas y con medio pie fuera de la liguilla. Ya saben venir de atrás...pero Monterrey y el Tecnológico los quieren rematar.