Las dos alternantes del mano a mano se fueron en blanco del redondel, cosechando sólo el reconocimiento y las palmas del respetable; a pesar del resultado, la sensación de satisfacción quedó en el ambiente. (Jesús Galindo López)
En la extraordinaria fecha novilleril celebrada en el Coliseo Centenario de Torreón, la entrada no fue la esperada de acuerdo al cartel, sin embargo la afición dejó sentir el ambiente en el tendido. Partieron plaza las novilleras alternantes Lupita López y Melina Parra. Fueron acompañadas por la pequeña Fatme López, alumna de la academia taurina del Coliseo Centenario.
Lupita López recibió al primero de la tarde de nombre "Esteban". La yucateca con el capote y la mulera realizó por igual suertes dignas de lienzo que le fueron ampliamente reconocidas; en su labor la novillera dio cátedra al lidiar de inicio mejor que muchos, logrando arrancar las palmas del cónclave lagunero. A la hora de la verdad, múltiples pinchazos, luego escuchó un aviso. Esto le impidió llevarse cuando menos un apéndice. Silencio como resultado.
Se abre la puerta de chiqueros y sale el tercer novillo, "Matías", Lupita lo recibe con lances de las tablas a los medios, con la suerte de capa ejecuta remates, con los cuales lo envía al caballo a la suerte de varas, recibiendo emotiva carretada de palmas.
TRAJE SANGRE DE PICHÓN
De la puerta de los sustos sale "Macareno", segundo ejemplar de la tarde. Melina Parra lo recibe pegada a las tablas, en su labor con la muleta dio muestra de gran valentía, ejecutando pases por derecha y recibiendo las palmas, decide abreviar y fulmina a su enemigo en el primer intento. De forma emotiva y en el centro de la arena Melina Parra de rodillas agradece al ser supremo el haber salido con vida del compromiso, la tlaxcalteca escucha palmas.
Cierra la tarde el novillo "Pepete", destinado para Melina Parra, veroniquea de recibo para luego enviar el burel al castigo, armada con la muleta torea por ambos lados insistiendo por naturales hasta percatarse que el novillo acude con mayores bríos por derecha. A la hora de la verdad pincha en hueso en repetidas ocasiones, escucha dos avisos y el burel muere al descabello. Palmas.