Foto: CORTESÍA VANGUARDIA
Habían jurado que se iban a casar, pero ayer Ángel Uriel, de 14 años, acabó con la vida de Teresa Duarte Castro después de haber hecho el amor en unas tapias de la colonia El Oasis, muy cerca del estanque de la Hacienda del Rosario.
El primero que difundió la noticia en XEJQ, radiodifusora local, fue Gerardo Herrera, padre de Ángel Uriel, quien en su primer año de reportero cubrió la noticia más fuerte de su vida. Al salir del aire, comentó: "Creo que fue mi hijo. Ya ni modo".
Suspiraría que estaba perdido en los vicios desde hace tiempo.
Después optaría por callar en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado, delegación Laguna II.
María Antonia Abasta, madre de Ángel Uriel, no podía creer que su hijo ahorcó a Teresa, de 17 años, a eso de las 8:30 de la mañana a un costado del arroyo de Guadalupe.
"No sé nada de él desde la mañana, me dicen que mató a Teresa, pero ellos se querían mucho, querían casarse".
María Antonia, de 37 años, contó que su hijo estudió hasta primero de secundaria, año en el que conoció a Teresa, con quien, dijo, terminaba continuamente su relación: siempre regresaban.
Ayer en la mañana, cuando dos agentes de la Policía Investigadora llegaron a su casa de la colonia Ciudadela, dijo que Teresa se le cayó de la espalda porque solía cargarla.
Pero Ángel Uriel confesó ante Jorge David Jara Castro, agente investigador del Ministerio Público, que había matado a su novia después de haber tenido relaciones sexuales: "Le confesó que había tenido relaciones con otros hombres, por eso le quitó la vida".
Jara Castro explicó que lograron detener al muchacho en su casa, quien aparentemente estaba bajo los influjos de alguna sustancia tóxica.
Los resultados de la necropsia, fue muerte por asfixia, porque la muchacha presentaba huellas dactilares en el cuello, además de traumatismo craneoencefá-lico, porque Teresa se le cayó a Ángel cuando intentó cargarla.