Brasil. El presidente Inácio Lula y la electa Dilma Rousseff.
La presidenta electa Dilma Rousseff, definió el miércoles a la seguridad pública y la salud como las prioridades de su Gobierno, que iniciará el 1 de enero.
Tras un encuentro con el actual gobernante Luiz Inácio Lula da Silva, quien impulsó su candidatura, la futura presidenta trazó un cuadro general de lo que será su mandato de cuatro años, en el que pretende dar continuidad a lo realizado por el Gobierno saliente.
"Dos áreas tendrán gran destaque en mi Gobierno: Salud y Seguridad Pública", manifestó la presidenta electa, una economista de 62 años que ocupó altos cargos en la administración de Lula.
Adelantó que esas dos áreas "tendrán mi atención integral, además de la de los ministros seleccionados. Participaré en el acompañamiento de estas áreas en el horario de trabajo y los fines de semana". Afirmó que en el caso de seguridad, su Gobierno invertirá "recursos significativos" para mejorar la protección en áreas más afectadas por la criminalidad, en particular las grandes ciudades del país.
Para ello, dijo, el Gobierno Federal buscará cooperar con los gobiernos municipales y estatales en el combate de la criminalidad.
"No es posible enfrentar este problema sin que el Gobierno Federal participe efectivamente con recursos y sin que nosotros demos una clara prioridad en esta área", expresó Rousseff.
Su rival en las elecciones presidenciales del domingo, José Serra, había propuesto la creación de un Ministerio de Seguridad Pública para ocuparse del tema. Actualmente, el Ministerio de Justicia se ocupa de la seguridad, mientras los gobernadores de los estados son los responsables de los cuerpos policiales.
En el caso de la salud, Rousseff dijo que pondrá mayores "recursos y empeño" en el Sistema Único de Salud (SUS), la red nacional de atención pública.
Dijo que discutiría con los gobernadores de los estados para definir cómo ampliar la cobertura del sistema de salud, aunque se negó a adelantar si insistiría en proponer de nuevo la Contribución Provisional sobre Movimientos Financieros (CPMF), un impuesto para financiar la salud que fue rechazado por el Congreso en 2007 cuando el Gobierno intentó renovarlo.
Lula se quejó del rechazo y afirmó el miércoles que fue un error del Congreso no renovar el tributo. "Algo vamos a tener que hacer en la salud, de algún lugar tienen que salir los recursos" para extender el SUS, declaró Lula tras su encuentro con Rousseff.
La futura presidenta dijo que no era partidaria de aumentar la carga tributaria, y que discutiría con los gobernadores cómo asegurar la atención sanitaria.
En tanto, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva dijo que discutirá con su sucesora electa, Dilma Rousseff, la decisión sobre la compra de 36 aviones de combate para renovar la flota de la Fuerza Aérea Brasileña.