Esfuerzo. En el sector educativo hay muchos buenos maestros que diariamente se esfuerzan por realizar su trabajo de la mejor forma. Personas que están convencidas de que la educación es indispensable para realizar los cambios necesarios en la sociedad.
A los 18 años, con mucho entusiasmo pero también incertidumbre y un poco de miedo, Esperanza Malacara Alonso, impartió su primera clase frente a grupo. La mandaron al poblado Los Ángeles, del municipio de Poanas y trabajó por tres años como maestra rural... 31 años después, conserva el entusiasmo de aquél primer día al acudir a su salón de quinto año en la escuela Miguel Hidalgo de la calle Volantín.
Con lágrimas en los ojos, narra que desde pequeña tenía claro lo que qería estudiar. "Yo ya no tengo a mis papás y ellos me decían siempre que yo tenía mucho ángel para ser maestra, porque yo ponía a todos mis hermanos a hacer la tarea y me gustaba mucho", comenta.
Durante la mayor parte de su carrera ha sido maestra de de quinto y sexto de primaria. Pero también fungió como apoyo técnico de la supervisión de la cuarta zona escolar y durante medio año fue encargada de la Dirección de su escuela. Y aunque reconoce que aprendió mucho al estar en un puesto administrativo, está convencida de que lo suyo es dar clases frente a grupo.
Con orgullo, recuerda que, en el ciclo escolar 98-99 uno de sus alumnos ganó la Olimpiada Infantil del Conocimiento y fue recibido por el entonces presidente Ernesto Zedillo, lo que le dio mucha satisfacción porque vio reflejados los resultados de su esfuerzo. En aquella ocasión los maestros no viajaron a México pero se les entregó un diploma y un paquete de libros.
Es egresada de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado y fue la cuarta de diez hermanos, a quienes supervisaba para que cumplieran con sus actividades escolares.
-¿Qué ha sido lo más difícil de ser maestra?- se le pregunta, "lo más difícil lo estamos viviendo creo yo que en los últimos años porque de ser casi la mayoría de los niños de familias integradas, ahora son muchos los alumnos con familias en situación irregular, eso les afecta en su aprendizaje porque muchos de ellos ahora están un poquito abandonados, descuidados y también son más comunes los problemas de aprendizaje", responde.
Aunque los alumnos con problemas son canalizados para su atención, admite que en algunas ocasiones no es posible rescatarlos debido a que en su casa no se les pone la atención que ellos requieren, "esa es una de las dificultades con las que me he enfrentado, y ha sido durante los últimos años", admite.
Y es que, recuerda que hace algunos años -aunque los padres no se involucraban mucho en el aprendizaje de sus hijos- al menos respetaban la figura del docente y les daban su apoyo y su confianza. "Ahora desafortunadamente cuando se les llama la atención a los niños, algunos padres, no todos, no creen que va a ser para beneficio del niño, lo toman como una agresión de nuestra parte y nunca será así, porque el deber del maestro es sacar adelante a los niños", refirere.
LO MEJOR DE SER MAESTRA
Con la voz entrecortada, menciona que lo más gratificante de esta profesión ha sido ver que muchos de sus alumnos ahora son profesionistas, "y más que nada ver que son buenas personas, que sirven a la sociedad y a su Patria", agrega. Incluso, le ha tocado ser maestra de hijos de algunos de sus ex alumnos, que le dan la confianza para educar lo más valioso que tienen.
-¿Qué opina del modelo educativo en México?- "En teoría y la intención de la Secretaría (de Educación) es buena, nada más que a la hora de la práctica se topa uno con situaciones ajenas a nosotros", refirere. Dice que, aunque durante los últimos años han disminuido, todavía son muchos los trámites burocráticos que les quitan tiempo de clase, además de que hay resistencia de algunos padres para colaborar y de algunos niños que, solapados por sus padres, no ven a sus maestros como figuras de autoridad.
A las 6:45, Esperanza empieza su día. Tiene cuatro hijos y a dos de ellos también les dio clase. Está consciente de la gran responsabilidad que implica la labor magisterial y se esfuerza por cumplir con lo que le corresponde. "Cada día hay que ponerle entusiasmo a lo que hacemos y no claudicar en los retos que se nos presenten. Cada uno desde el oficio o profesión que nos toque tenemos que dar lo mejor, no nada más ir por que me pagan", concluye.
¿QUÉ HACES POR DURANGO? ESPERANZA ALONSO
Maestra
