'Cuando nació esperaba lo peor; ahora lo veo progresar y le agradezco a Dios habérmelo dejado”. MARTHA ALICIA OCÓN Madre de Héctor
El Centro
De Rehabilitación Infantil Teletón
Los apoya también con el transporte
Cuando Héctor Esteban nació estaba amoratado, tenía una inflamación en la nuca y no tuvo su primer llanto; su madre Martha Alicia Ocón no presentó contracciones y, según dice, esperó lo peor cuando vio el estado en que él se encontraba.
El papá de Héctor, David Hernández, recuerda que el niño estuvo algunos días en la incubadora y desde los primeros meses la sentencia de los médicos fue definitiva: no caminaría.
El joven de 14 años padece de cuadriparesia espástica, uno de los tipos de parálisis cerebral más grave y en cuya mayoría de casos se presenta por problemas prenatales, entre éstas las infecciones cerebrales (citomegalovirus, rubéola y meningitis bacteriana), por mencionar algunas.
La enfermedad ha mantenido a Héctor en una silla de ruedas porque sus miembros inferiores tienen escaso movimiento; además, presenta hipersensibilidad en el sitio donde tuvo la inflamación, de manera que tan sólo tocarle puede generarle dolor.
Como cualquier otro chico de su edad va a la escuela, la Secundaria General Número Cuatro donde, según cuenta su padre, es el consentido de sus compañeros "y ya hasta tiene novia".
Aunque David dice que le gustaría que su hijo siguiera los estudios para abogado o médico, Héctor aún no sabe qué carrera escoger.
Por ahora sólo disfruta la música de reggaeton, la compañía de sus amigos y ponerse a dibujar.
Desde marzo pasado, Héctor Esteban es uno de los casi mil pacientes que atiende el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT), donde sus padres escucharon, por primera vez, decir a los médicos que su hijo tiene altas posibilidades de caminar.
Como los dedos de sus pies están entumecidos, le indicaron unas férulas que debe utilizar todas las noches.
Además, recibe terapias en la alberca con tina de remolinos y en la tina de Hubbard, para estimular el movimiento y rehabilitar su cadera lastimada.
Para que Héctor reciba toda la atención en el CRIT, su padre debe de interrumpir su labor como vendedor ambulante de "chapeteadas" para acompañar a su esposa y al chico, pues ella ya no tiene la fuerza suficiente para bajarlo desde las faldas del cerro en la colonia Vista Hermosa de Torreón, donde siempre han vivido.
"El apoyo de mi esposo es muy importante, yo no puedo sola con el niño y la silla", refiere Martha Alicia, quien además debe atender a su otro hijo de 13 años.
En temporadas difíciles, la familia ha tenido que ir y venir desde su casa hasta el CRIT caminando hasta por todo un mes, porque el dinero no les alcanzaba para el transporte.
Esto provocó que las ruedas de la silla de Héctor se descompusieran, y para repararla el padre de familia tuvo que empeñar su triciclo.
Ahora vende sus manzanas endulzadas a pie.
En una ocasión, dice David, "la trabajadora social se dio cuenta de cómo le hacíamos y desde entonces nos apoyan (el CRIT) para los camiones".
El papá de Héctor dice que en el pasado recibió ofertas de trabajo que terminó rechazando porque no puede cubrir un horario fijo, pues esto sacrificaría el tiempo de las terapias de su hijo.
Para la familia, las esperanzas del esfuerzo diario están depositadas todas en que algún día Héctor pueda caminar.
"Por ahora hace intentos con un andador, esperamos que así siga", dicen.
DAVID HERNÁNDEZ
Padre de Héctor
MARTHA ALICIA OCÓN
Madre de Héctor