El Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) de Torreón atraviesa por una severa crisis que pone en peligro su viabilidad como organismo operador del recurso más importante de la ciudad. A las finanzas insanas con las que trabaja desde hace años, hoy hay que sumar la incapacidad de la empresa descentralizada para suministrar agua de buena calidad a una población que no deja de crecer, y el impacto que ha tenido la rampante delincuencia que asuela a la urbe.
De acuerdo a información dada a conocer recientemente por El Siglo de Torreón, el rezago de cuentas por cobrar por los servicios de agua potable y saneamiento se ha agudizado. El monto total de la deuda de los usuarios, en el lapso de un año, supera los 100 millones de pesos, lo cual, a decir del representante de la Cámara de Comercio en el Consejo Directivo del Simas, Félix Pérez Murillo, sitúa al organismo en riesgo de no poder acceder a los programas federales contemplados para 2011.
Sobre este enorme rezago, el primer regidor del Ayuntamiento y también consejero, Rodrigo Fuentes Ávila, declaró que la empresa "no ha logrado meter en cintura a los grandes deudores, ni cobra cuentas y se le incrementan las multas y recargos". Y frente a esta situación, Pérez Murillo comentó que la única estrategia que se tiene es el endeudamiento para superar los diversos compromisos financieros.
En ese sentido van las solicitudes que ha hecho el Simas para adquirir créditos por 210 millones de pesos, de los cuales 160 millones irían para reemplazar el adeudo que tiene con la empresa Ecoagua por el financiamiento de la planta tratadora de aguas residuales de Rancho Alegre, que, dicho sea de paso, sigue sin ofrecer los beneficios que se presumieron en un principio.
El resto del préstamo, 50 millones, se usaría para saldar la deuda que se tiene con proveedores, la cual hasta junio de este año ascendía a 80 millones de pesos. Al respecto, el representante de los comerciantes en el Consejo dijo que "nunca se había visto que el Simas buscara créditos para pagar a proveedores, generalmente se piden recursos para obras".
La ineficacia del sistema a la hora de cobrar ha propiciado que al mes deje de percibir un promedio mensual de 35 millones de pesos, según las cifras proporcionadas por el regidor Rodolfo Walss Aurioles. De tal forma que en el primer semestre del año han dejado de entrar a las arcas del organismo operador 210 millones de pesos, es decir, la misma cantidad por la que se solicita el préstamo. La eficiencia administrativa pudo haber evitado el estado de necesidad de un endeudamiento.
Frente a este gigantesco problema financiero, no resulta extraño que la calificadora internacional Fitch haya mantenido una perspectiva crediticia negativa respecto a la empresa descentralizada.
Por otra parte, la falta de previsión y capacidad también se ha manifestado en el problema de la presencia de altos índices de arsénico en las norias de la red pública de agua potable. Desde hace por lo menos diez años se sabe que una de las consecuencias de la sobreexplotación de los mantos acuíferos de la región es el incremento del hidroarsenicismo, que repercute de manera negativa en la salud de la población que ingiere el agua contaminada.
No obstante, durante todo este tiempo el Simas nada ha hecho para remediar la situación, ni ha mostrado la voluntad necesaria para coordinar con las autoridades de los demás niveles de gobierno las estrategias integrales que hoy ya son urgentes. Sólo bajo la presión de los medios de comunicación y de la opinión pública, el organismo operador ha intentado buscar soluciones, las cuales hasta ahora son insuficientes y temporales. ¿Qué va a pasar cuando todos los pozos rebasen el límite máximo permitido por la Norma Oficial Mexicana? Es un misterio.
Por si fuera poco, la inseguridad que impera en la región ha llegado al grado de que las tapas de metal de las alcantarillas han ido desapareciendo, al igual que el cable de cobre de algunas bombas en las norias, sin que ninguna autoridad hasta ahora pueda frenar este tipo de ilícitos. La reposición de esos materiales es una carga económica más para la empresa.
Este atolladero en el que se encuentra el Simas pone en evidencia una completa ausencia de liderazgo, visión y planeación, que aunada a la opacidad y negligencia de la administración del sistema, lo colocan en una situación de máxima vulnerabilidad y, por ende, muy lejos de la ruta para alcanzar su objetivo primordial, que es garantizar el suministro de agua potable para la población torreonense.