Medida. Debieron estar a 150 metros de distancia del recinto. SEBASTIÁN GALLEGOS / EL SIGLO
Por lo menos una hora antes de que iniciara el debate de los candidatos a gobernar el estado, el acceso al Auditorio Universitario se abarrotó de simpatizantes de las coaliciones "Durango nos Une" y "Durango va Primero", así como del Partido del Trabajo, en su mayoría. Aglomeración que provocó golpes, botellazos y un sinfín de agresiones verbales.
Lejos de atender el exhorto que hizo el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), en torno de evitar brigadas y manifestaciones, por lo menos 150 metros alrededor de la sede del debate, los partidos políticos se hicieron presentes con playeras, vehículos, banderas, dentro y fuera del auditorio.
Los presentes, todo el tiempo, gritaron consignas en favor de sus candidatos y contra los opositores, a tal grado de que en más de una ocasión se caldearon los ánimos y hubo intercambio de puñetazos, empellones y botellazos.
El tráfico en la Zona Centro fue superior al de un día común, ya que además de los vehículos de los políticos y personas asistentes al debate, merodeaban a velocidad lenta autos con perifoneo a favor de distintos partidos, además de los que movilizan gente.
Empero, llamaba la atención la hilera de camiones (con propaganda política a favor de Adán Soria), estacionados a un costado del Paseo de las Alamedas, aparte de la llegada del grupo antimotines de la Policía Estatal Preventiva y la presencia de elementos de la Agencia Estatal de Investigación en el acceso del auditorio.
ENTRE EMPELLONES
Para ingresar al recinto, habría que mostrar la identificación proporcionada por el IEPC, entre un tumulto que era retenido por los efectivos de la AEI que, a su vez, introducían a empujones a los que llegaban.
Ya en el interior, El Siglo de Durango intentó monitorear por una ventana que da a la calle los pormenores que ocurrían entre los simpatizantes de los partidos políticos, lo que no fue permitido por el personal encargado de la organización, con el argumento de tener que guardar el orden.
