Adiós. Antes de finalizar el show, el DJ armó una mezcla con diversos temas de grupos como U2, Coldplay y Red Hot Chili Peppers.
AGENCIA REFORMA
MÉXICO, DF.- Una sincronización rítmica entre la vista, el oído y el resto de los sentidos de 18 mil personas logró el espectáculo de beats y proyecciones de DJ Tiësto, la madrugada de ayer, en el Infield del Hipódromo de las Américas.
A las 23:00 horas del viernes, una marea de pantallas de celulares de los presentes acompañaron los asteroides incandescentes que "brotaban" de la pantalla central, y una red blanca y luminosa en primer plano se fue alejando hasta formar el nombre de la gira.
Kaleidoscope, del reciente álbum homónimo del músico, fue la primera manifestación de un show que comenzó por unir la visión de diseños e imágenes seleccionadas por el DJ holandés con la frecuencia de los beats que lanzaba.
Con una playera negra, cuya figura asomaba por encima del escritorio de tornamesas donde se proyectaban las mismas imágenes que en las pantallas, Tiësto sólo levantó ambas manos a modo de saludo, y con ello, el ánimo de hombres y mujeres de entre 20 y 30 años, quienes eran la mayoría.
You Are My Diamond, Escape Me y I Will Be There fueron algunos de los aproximadamente 80 temas mezclados que agitaron a los fans durante la noche.
Mientras sonaba Here on Earth, un recorrido virtual por un planeta imaginario se proyectaba en las pantallas centrales, algunos asistentes se abrazaban y bailaban.
La imagen de un gigantesco DJ Tiësto en pantalla arrancó gritos de ovación, y eso dio paso al libre flujo de una cascada luminosa.
Al costado izquierdo del recinto, los fanáticos dispuestos en la zona VIP se arremolinaban tras los barandales para observar la labor del tornamesista.
Con Can You Hear Me, el par de labios psicodélicos que apareció en pantalla se unió a los de cada fanático que coreaba la letra, que aparecía también proyectada.
Algunos asistentes iban cediendo al poder de sugestión de los juegos de luces que se encendían y apagaban en cada beat, pues empezaron a despojarse de las playeras, a pesar del frío nocturno.
