Espectáculos Famosos Miss Universo 2025 Miss Universo Christian Nodal Julión Álvarez

Sobrevaloran al ‘OGRO’

Sobrevaloran al ‘OGRO’

Sobrevaloran al ‘OGRO’

EL UNIVERSAL

Sus detractores (que son muchos) aseguran que Simon Cowell (Barnet, Inglaterra, 7 de octubre de 1959) está sobrevalorado. La revista británica The Times lo describió como un juez "desalmado y poco pensante; la crema y nata del contaminado mar de celebridades que se hunden en la basura".

El artículo fue publicado justo cuando apareció en el programa Britain Got's Talent! por primera vez Susan Boyle, de quien Cowell se rió por su apariencia antes de escucharla.

El Daily Mail londinense publicó en junio de 2009 un largo artículo en el que descalificaba cada uno de los éxitos de Cowell. La articulista Alison Boshford asegura que Simon tiene "un poder menor" dentro de la industria de la música; un argumento que es respaldado por el crítico musical Cliff Dane quien explica: "Si tú ves todos los actos asociados con Cowell, te das cuenta de que la mayoría son éxitos domésticos y casi siempre muy limitados. Cuando consideras que Gran Bretaña representa el 8 o 9 por ciento del mercado mundial, eso pone su éxito en el contexto adecuado. Leona Lewis fue el primer éxito internacional que surgió de El Factor X, pero alguien como Shayne Ward ocupa apenas el lugar 33 de los más vendidos, lo cual es un costal de papas pequeño".

 SIN TALENTO MUSICAL El mismo artículo del Mail señala que Cowell tiene muy poco talento musical y que en realidad, su mérito es tener un cierto sentido de lo popular, de descubrir cantantes que pueden gustarle al público. En ese sentido, el propio Simon es señalado como un producto de mercado: se convirtió en el juez ogro (de hierro, despiadado; los adjetivos abundan) gracias a una idea de Simon Fuller, co creador de la franquicia Idol, quien pensó que los comentarios políticamente incorrectos que solía escuchar de su socio tendrían un gran impacto publicitario: "Yo no quería aparecer en televisión como juez, pero sabía que Cowell adoraría el trabajo". En ese mismo sentido, la famosa frase que el juez de hierro dispara cada vez que fustiga a un concursante ("No quiero ser cruel, pero...") no es producto de su ingenio, sino que fue encargada (y pagada) al publicista Max Clifford, cuya reputación incluye noticias inventadas en tabloides y creador de frases para defender clientes acusados de crímenes.

¿Las críticas le importan a Simon Cowell? ¿Lo afectan luego de haber conseguido ser la estrella de tres de los realities más populares a nivel mundial (es juez de American Idol a principio de año, de X Factor en primavera, y de Britain Got's Talent! en verano)? ¿Piensa en sus detractores cada vez que elige uno de sus tres Rolls Royce para salir de paseo? ¿En las vacaciones que disfruta en una de sus dos casas de Barbados se detiene un momento a reflexionar sobre lo que la gente dice de él?

En 2009, Forbes estimó que las ganancias de Simon fueron de 44 millones de libras (más de 50 millones de dólares) y que su fortuna asciende a 120 millones de libras. No deja de ser notorio que gran parte de esa fortuna fue hecha a partir de comentarios desalmados, crueles e incluso poco éticos. "Ese grupo nunca triunfará con esa gorda al frente", dijo alguna vez cuando le presentaron a una banda de pop integrada por puras mujeres. Esa banda eran las Spice Girls y la gorda era Geri. "Dos de los muchachos son muy feos; cámbienlos", ordenó al fundar el grupo vocal de hombres Westlife.

 UNA JUVENTUD DIFÍCIL La biografía de Cowell comienza con una infancia de niño desobediente y berrinchudo. Sus padres debían cambiarlo de colegio constantemente hasta que decidieron que mejor se fuera a buscar un empleo. Su padre le consiguió varias entrevistas de trabajo, pero Simon siempre las echaba a perder con comentarios políticamente incorrectos. En su libro autobiográfico, Cowell escribe que ese carácter formado desde que era niño es el secreto de su éxito.

Entró a trabajar como mensajero en la disquera EMI y pronto escaló hacia puestos ejecutivos y de productor musical. Conoció entonces a Simon Fuller con quien estableció una compañía y luego crearon juntos la idea de la franquicia Idol. Cowell era demasiado inquieto para respetar un trato. Y dos años después de que el primer American Idol se convirtiera en éxito instantáneo (con Kelly Clarkson como la primera ganadora), Simon se fue a Londres para ofrecer su propia idea The X Factor. Hubo un problema: su idea era casi idéntica a American Idol. Así lo consideraron los tribunales en EU a los que acudió Fuller para exigir una retribución económica. El dictamen fue que The X Factor no podía transmitirse en competencia directo con las franquicias de Idol y que Fuller fuera nombrado productor del nuevo programa.

Esta anécdota explica el hecho de que desde el año pasado, Cowell exigiera a American Idol un salario de 100 mil dólares por cada temporada. Finalmente, este 2010 anunció que será su último año en la franquicia para dedicarse a su proyecto The X Factor. La decisión tiene su dosis maquiavélica: el próximo año vence el plazo que otorgó el juez para evitar la competencia directa entre los realities; así que en 2011 podríamos ver, frente a frente, a los Simon frente a frente. Mientras tanto, Cowell, puede disfrutar de sus autos de lujo, sus casas en el Caribe y de su nuevo plan para convertir a su empresa Syco en "algo más grande que Disney".

Entra Ellen al quite

Ayer inició American Idol en la televisión mexicana, que contó ya con una ausencia notable, que la cantante y coreógrafa Paula Abdul fue expectorada y reemplazada por la presentadora y comediante Ellen DeGeneres.

Justamente, Cowell mantiene conversaciones con Paula para formar parte del jurado de The X Factor y, según el portal TMZ, el diálogo está muy avanzado.

Leer más de Espectáculos

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Espectáculos

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Sobrevaloran al ‘OGRO’

Clasificados

ID: 494019

elsiglo.mx