Gritos de dolor. La desesperación y el caos reinaban en Haití a tres días del terremoto.
Equipos de ayuda enfrentan pesadilla logística; mientras haitianos improvisan para ayudar heridos y buscar sobrevivientes.
Los haitianos realizaban ayer esfuerzos frenéticos para salvar a los heridos y buscar sobrevivientes tras el devastador terremoto del martes, convirtiendo camionetas en ambulancias y puertas en camillas, mientras la ayuda de todo el mundo comenzaba a llegar a raudales, aunque enfrentando problemas de logística.
La Cruz Roja estimó que la cifra de muertos alcanza entre los 45 mil y 50 mil personas.
El incipiente flujo de rescatistas tuvo ya uno de sus primeros resultados y un equipo de búsqueda rescató vivo a un empleado de Naciones Unidas de entre los escombros de la oficina principal de la organización en la capital haitiana. El trabajador se puso de pie, alzó un puño en señal de celebración y fue llevado a un hospital. Mientras que la ONU confirmó la muerte de 36 de sus colaboradores y liberó 10 millones de sus fondos de emergencia.
Los sobrevivientes usaban mazos y sus propias manos para tratar de encontrar personas con vida entre los escombros. En Petionville, al lado de la capital, las personas buscaban artículos en un centro comercial derrumbado, sacando colchones y artículos de oficina.
En las cercanías, unos 200 sobrevivientes, incluyendo muchos niños, se agruparon en un parque de estacionamiento de una sala de cine, donde construyeron carpas provisionales para escudarse del sol y altas temperaturas.
Los camiones que transportaban policías y trabajadores de las Naciones Unidas solían quedarse atascados en las calles llenas de camionetas, automóviles y peatones.
Los saqueos comenzaron inmediatamente después del sismo y se vio a gente extraer alimentos de comercios derrumbados, pero los trabajadores de organizaciones de asistencia dijeron que había pocos disturbios. Elisabeth Byrs, vocera del esfuerzo humanitario de la ONU en Ginebra, dijo que se informó que escaparon presos de la principal prisión de Puerto Príncipe.
En muchos edificios derrumbados, vecinos y voluntarios excavaban los escombros sin ninguna presencia oficial. Los sobrevivientes llevaban a los heridos a hospitales en carretillas de mano y camillas improvisadas con puertas.
Los cuerpos estaban por todas partes en Puerto Príncipe: cadáveres de niños junto a las escuelas desplomadas y mujeres en calles llenas de escombros con expresiones aturdidas congeladas en sus rostros. Otros cuerpos yacían sobre las calles, tapados con lonas plásticas o sábanas.
Algunas personas arrastraban a los muertos, cubiertos de polvo, tratando de llegar a un hospital donde poder dejarlos.
No había ninguna estimación seria sobre cuántas personas habrían muerto por el terremoto. El presidente haitiano, René Preval, dijo que el saldo pudiera ser de varios miles de fallecidos. El senador Youri Latortue dijo que el número podría ser de medio millón de muertos, pero admitió que nadie realmente sabe con seguridad.
La Cruz Roja calculó que unos tres millones de personas necesitan ayuda, desde agua y alimentos hasta alojamiento y agregó que muchos podrían necesitar asistencia durante todo un año.
Haití era ayer una pesadilla logística para los equipos de ayuda, con caminos llenos de personas hambrientas y desamparadas, un puerto en ruinas, un aeropuerto saturado, cientos de construcciones dañadas, poca maquinaria pesada y pocos teléfonos en funcionamiento.
Rescatistas y provisiones de emergencia comenzaron a entrar a raudales en Haití procedentes de todo el mundo, pero Naciones Unidas advirtió que los trabajadores de ayuda están topándose con grandes desafíos al tratar de localizar a personas atrapadas bajo los escombros o al alimentar a los sobrevivientes hambrientos.
La portavoz de la ONU Elisabeth Byrs calificó al terremoto de Haití de "una pesadilla logística".
Incluso antes del terremoto las calles haitianas estaban en muy malas condiciones. Una alternativa es mandar provisiones a la vecina República Dominicana, pero el camino desde allí a Puerto Príncipe es estrecho y se satura fácilmente.
Las entregas por mar eran imposibles de desembarcar en Puerto Príncipe, debido a los daños sufridos por el puerto de la capital haitiana, dijo el Programa Mundial de Alimentos (PMA). Dijo que el aeropuerto de la ciudad está abierto, pero que tiene problemas para ocuparse de las decenas de vuelos entrantes con suministros y rescatistas.
Muchos de los desesperados sobrevivientes del terremoto, que temen que haya más temblores, están ocupando caminos y retrasan el transporte de alimentos y otra ayuda crucial.
La Organización Mundial de la Salud dijo que los fuertes daños sufridos por al menos ocho hospitales en Puerto Príncipe están retrasando la capacidad de los médicos para atender a miles de heridos.
Varios hospitales del área se derrumbaron por el terremoto, pero la organización Médicos Sin Fronteras halló un par en buenas condiciones y está atendiendo a cuantas víctimas pueden.
Terremoto, 35 veces mayor que bomba atómica
El terremoto de 7 grados en la escala de Richter que sacudió Haití el martes fue 35 veces más potente que la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima, Japón, al final de la II Guerra Mundial.
Así lo afirmó Roger Searle, profesor de geofísica en la Universidad de Durham, Reino Unido, que comparó también la energía liberada por el terremoto en el país caribeño con la explosión de medio millón de toneladas de TNT.
No obstante, Searle señaló que, pese a la magnitud de este terremoto, "la energía liberada ha sido sólo una centésima parte de la del sismo que azotó Banda Aceh, Indonesia, en 2004".
Searle puntualizó que cada año se producen en el mundo 50 terremotos de la misma magnitud que el de Haití, que no causan este grado de destrucción y muerte por ocurrir lejos de zonas densamente pobladas o en lugares próximos a placas tectónicas donde la construcción es más sólida, como Japón o California, EU.