Daniel Guzmán es desde hace tiempo un tema de conversación recurrente entre todos los laguneros: primero, por si era un buen entrenador; por si realmente fue él quien salvó al Santos; que si quedó campeón por su capacidad o por el gran plantel que tenía o por las dos; que si ya era hora de que saliera del Santos; que si se creía el dueño de todo.
Después, que cómo fue a firmar con Tigres, el acérrimo rival de los Guerreros; que vas a ver que a los regios no los va a poder salvar; que cómo es posible que le pueda ganar al Santos cada vez que lo enfrenta; ¿entonces sí es buen entrenador o no?; ya ves que no, en Tigres tiene un excelente plantel y van muy mal.
Si Daniel tuvo problemas en su última etapa como director técnico en Santos con la prensa y un gran sector de la afición (aún hay quienes lo catalogan como el mejor entrenador que Santos Laguna pudiera llegar a tener, opinión que no queda más que respetar) en Monterrey las cosas no mejoraron para su causa: con una prensa mucho más exigente y hasta burlona, Daniel Guzmán ha tenido que aguantar todo tipo de críticas que no llegan ni a la mitad de las que aquí en la Comarca tanto le incomodaban.
Para colmo, ahora se ha metido con la fiel afición felina (mismo error que cometió en estas tierras y que fue el detonante para que le costara el puesto) y eso no ha sido más que signo de su desesperación por no saber conducir bien a bien un equipo de futbol.
El año pasado Santos Laguna lo despidió, no tanto por malos resultados (que sí los había) sino porque la situación de las relaciones públicas Daniel- resto de La Laguna, ya era insostenible. Mañana los Guerreros visitarán a los Tigres, y con el buen paso de Santos, es posible pensar en un tercer triunfo consecutivo. Resultado que muy probablemente le costaría el puesto a Daniel Guzmán. Y ahora sí que sin quererlo, Santos despediría a Daniel otra vez, dos veces en menos de un año.
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