En este espacio se ha analizado, basado en una crítica que intenta ser objetiva y propositiva, la forma de plantear los juegos del entrenador santista Rubén Omar Romano, a quien no le fue muy bien en estas líneas según el criterio de este su humilde servidor: veía al estratega guerrero temeroso, desconfiado y con dudas en el ordenamiento de su plantel y sobre todo a la hora de ejecutar los cambios y eso había que señalarlo, pues el equipo estaba saliendo perjudicado. Pero el periodismo se basa en la veracidad y todo hay que decirlo. Fue una agradable sorpresa ver el planteamiento con el que salió Santos a enfrentar a los Pumas en el partido de ida de los cuartos de final: se veía que Santos Laguna era el local; atacaron en todo momento; se defendieron bien; iniciaron los hombres adecuados; había una actitud irreconocible por ofender. Del escepticismo la prensa y afición poco a poco fuimos cambiando a la esperanza cuando vimos tal actitud y mucho más cuando cayó la primera anotación.
Ahí fue la prueba de fuego para Romano: ya con un gol de ventaja, pudo sentir la tentación de defender ridículamente su gol como lo hizo ante Monterrey. Pero para beneplácito de todos, fuimos testigos de ver el ingreso de Matías Vuoso para la segunda mitad, sin que Darwin, Peralta o Ludueña salieran de la cancha. Cuatro ofensivos natos. De modo que cayó el segundo gol verde y por poco se amplía la ventaja.
Sé, porque el futbol también hay que jugarlo con inteligencia, mas no con miedo, que es muy difícil mantener a estos cuatro ofensivos durante un largo tiempo dentro del terreno de juego, pero al menos lo estuvieron un buen rato y se crearon cuantiosas llegadas a gol. De modo que la salida de Ludueña para reforzar la media cancha, faltando pocos minutos para finalizar el partido, no es para nada mal vista. Bien por Santos y bien por Romano. En el futbol se puede perder y es posible que el domingo en CU suceda, pues el deporte es así de tramposo, pero la actitud, formación y corazón con que se gane, empate o pierda el siguiente partido es lo que al final el público y la prensa va a aplaudir, pero sobre todo a reconocer y a recordar.
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