El surrealismo es una de las características no sólo del estilo de vida del mexicano, sino de la historia que compone la vida de este país y que, se quiera o no, se ve reflejado cuando México se presenta, dentro de cualquier índole, a nivel internacional:
Lo surrealista se representa cuando ciertamente existe algo que es absurdo que exista; es tan difícil digerirlo que mejor le ponemos ese elegante nombre; México ha continuado fiel a su esencia y qué mejor ejemplo que lo mostrado en la Copa del Mundo; ¿por qué Mario Carrillo es el auxiliar técnico de la Selección si ha sido notorio que más bien su creencia hacia lo esotérico le gana a su razón, si es que la tiene? ¿De qué otra forma justificar las alineaciones y cambios que se realizan? ¿Todos los mexicanos estamos tontos por señalar de forma unánime que Guillermo Franco no tiene nada que estar haciendo en la cancha y los únicos que ven la verdad son Aguirre y Carrillo? ¿Por qué está el Bofo en la Selección? ¿Qué hace Óscar Pérez como portero titular? La verdad, esto nadie lo esperábamos, y el Conejo ha sabido fundamentar su llamado con excelentes actuaciones, pero eso es otra cosa. ¿Quién en su sano juicio hubiera dicho hace dos meses que el actualmente portero desempleado de la Selección es el que nos ha salvado de tantos goles en contra? ¿No es esto increíble? Si algún futbolista tuvo en jaque a la defensa uruguaya fue Andrés Guardado. ¿Por qué sacarlo, si era el que mejor jugaba al momento? ¿Será porque es Libra y sus defensores eran Tauro y Géminis, cosa que afectaría seriamente el funcionamiento del equipo? ¿Cuauhtémoc de titular? ¿Cómo es de travieso el destino, que cuando más o menos vemos posibilidades de avanzar (a pesar de todo, como el mexicano ha sobrevivido a través de los siglos) nos pone en el camino a Argentina, selección a la que no le podemos ganar desde la final de la Copa América '93, la Confederaciones 2005 y precisamente el Mundial 2006 en la instancia de octavos?
Para no perder lo paisano, el promedio de educación nacional sigue rindiendo frutos como lo hizo penosamente en el Arco del Triunfo de París en el '98, cuando un ocurrente mexicano orinó la llama eterna del soldado desconocido, que resultó no ser tan eterna. Ahora en Sudáfrica, otro creativo nacional colocó un sombrero de charro en la cabeza de una respetada estatua de Nelson Mandela, situación que no hizo nada de gracia a las autoridades sudafricanas. Feliz bi y centenario a todos mis paisanos.
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