Resulta monótono, tedioso y aburrido ver el desempeño del Santos Laguna en la Concachampions: lo mostrado ante el Columbus Crew, fue lo más lejano a lo se supone un espectáculo debería ofrecer. Aunque Romano paró un equipo que se antojaba iba a ofender (la presencia de Pony, Oribe y Darwin no siempre se ve) lo cierto es que Santos no tuvo en todo el primer tiempo alguna llegada de serio peligro.
Fue hasta el ingreso de Ludueña en la segunda parte cuando apenas se lograron 4 llegadas cercanas a la portería contraria. El encuentro fue tan insípido que los comentaristas de la transmisión internacional (uno de ellos fue nuestro conocidísimo Tato Noriega) se ponían a platicar de otros temas; dando incluso algunas noticias del ámbito deportivo.
Para colmo, cuando parecía que al menos Santos se traía un mediocre punto de la ciudad de Ohio, la Tripulación de Colón quiso vengarse seriamente de lo acaecido en su visita al TSM, y como ellos perdieron en tiempo de compensación, hicieron sufrir un destino muy similar a los laguneros. Cómo duelen ese tipo de goles.
No importó que Miguel Becerra haya tenido una destacadísima actuación, pues vaya que los que juegan en Ohio estaban muy enojados y apedrearon la portería de Becerra; pues en el momento importante, en el disparo final ¿quién cree usted que se volteó? ¡Sí! ¡Acertó usted muy bien! El mismo que siempre se voltea: Juan Pablo Santiago, una vez más, se desentendió del balón por no ser golpeado en el rostro, ante un disparo que se antoja (ante un defensa decidido y concentrado, que espera hasta el contacto final) hubiera podido ser desviado.
Ignoro cuánto dolerá un balonazo proveniente de un jugador profesional, me dieron algunos practicando el futbol callejero y vaya que llega a causar un serio dolor. Pero también sé que yo no soy futbolista. Quien haya decidido serlo y cobre por estar ahí, debe estar preparado para arriesgarlo todo, físico incluido, con tal de que no entre el balón a la portería... y menos en el minuto final.
Evoco acciones del pasado en donde Rafael Figueroa, Lorito Jiménez y Fernando Arce se aventaron incluso de cara al balón con tal de desviar su trayectoria. Este tipo de acciones es lo que debe definir a un jugador de los Guerreros del Santos. No sólo hay que vestir la camiseta y lucir como tal, también hay que comportarse. Lo más patético es que el balón ni siquiera iba a la cara de Santiago, sino que fue un disparo raso que pudo, insisto, ser desviado para conseguir el mentado punto.
No es bueno acostumbrarse a ver malos partidos, aunque los resultados se estén dando, el juego contra Necaxa y contra Columbus Crew, no son ni de cerca lo que la afición espera ver de su equipo.
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