Por razones de edición e imprenta, escribo esta columna sin saber el resultado entre Santos Laguna y Joe Public. Sin embargo, aunque el equipo de casa golee 9 - 0 a su contrincante caribeño, no modificará el análisis de lo sucedido en el estadio Azteca el pasado domingo.
La primer pregunta que se me viene a la mente es: si era un partido ganable, según las circunstancias (se comenzó el juego arriba en el marcador; América terminó con 10 hombres el cotejo; Santos apostó por todo su arsenal ofensivo para emparejar el marcador...) entonces ¿Por qué no se ganó este juego? Si Romano declara después del partido que Santos merecía el empate, ¿Por qué no se empató?
No quiero restar méritos al rival, América jugó tan concentrado como pudo y Matías Vuoso quiso enviar un claro mensaje a su antigua directiva con una excelsa participación que sinceramente nadie esperábamos. Probablemente Santos no contaba con eso. El encuentro fue espectacular, disfrutable para el espectador como hacía mucho Santos no regalaba a sus seguidores, pero no por eso se define como bien jugado.
La descoordinación defensiva, que va venir matando a Oswaldo de un coraje, de tantos que hace, sigue siendo el punto débil del equipo. Seguramente Vuoso sabía de esta debilidad y se lo comunicó a Lapuente: "Les podemos ganar si los atacamos, Santos no se sabe defender". Aunque no hay que ser un erudito en el fútbol para darse cuenta de ello. Si se le agrega que Romano sostiene de manera obstinada a José María Cárdenas en la cancha, las probabilidades de perder el partido aumentan.
Se ha hablado de lo impresionante que sería la delantera santista con Darwin, Oribe, Benítez y Pony juntos en el terreno de juego, Romano se animó a meterlos a todos en un lapso grande del segundo tiempo con el aplaudible objetivo de conseguir el empate. Pero cometió el error de sacar a Ludueña (Cárdenas seguía en la cancha y se antojaba como mejor opción) y más que delanteros, los cuatro antes mencionados parecían náufragos sin bandera, pues no había quién pusiera orden en tan caótica situación. Vaya, los que intentaban armar el juego eran Estrada y Baloy, para darnos una idea de la desesperación y anarquía que existía en la media cancha.
Lo único cierto es que Santos no pudo empatar el partido, ya no digamos ganarlo, que era el primer objetivo. Razones puede haber muchas, excusas ciertamente las hay, pero mientras haya gente que las compra y las entiende, el equipo continúa rezagándose en la tabla general, en su grupo, a la vez que recibe goles de manera alarmante. Me han repelido estos razonamientos alegando: "Al cabo le vamos a ganar al Toluca". Espero que sí, pero sé que no es tan fácil lograrlo como decirlo, pues si un equipo se le ha complicado históricamente a Santos, esos han sido los diablos. Sin embargo, siempre es tiempo para corregir y mejorar. Pero tiene que haber congruencia en el campo.
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