Ha sido penoso el papelón que ha dado Santos Laguna en la cuestión de la regla de los menores; a dos jornadas de terminar el torneo es el único equipo de la competencia que no ha cumplido con la regla. Lo que es peor, Santos cumplirá este decreto hasta la última jornada, toda vez que le restan 125 minutos y el pobre de Uriel sólo podrá acumular 90, si es que juega todo el partido en contra del San Luis.
Santos cumplirá, sí, pero con calador. La esencia de esta regla es promover la participación de los nuevos valores dentro del terreno de juego, no alinearlos a la fuerza para cumplir de una buena vez y por todas con tan molesto requisito. Santos ha presumido hasta el cansancio su gran infraestructura en las fuerzas básicas y la escuela para jóvenes que tiene estadio incluido. Ha vendido humo con la pseudoexportación de un joven a quien le dieron oportunidad (y sólo eso) de entrenar en el Celtic de Escocia, situación que se anunció con bomba y platillo, como si de un producto terminado de fuerzas básicas se tratara. Eso fue un severo autogol: Romano no encuentra a quién alinear para cumplir con la regla y de pronto llega un visor del extranjero y detecta la calidad de un jugador a quien el cuerpo técnico ni siquiera había debutado. Pero la realidad salió a flote días después: no se trataba de un talento desconocido, ni de un gran producto de fuerzas básicas. Al joven Ruelas, que espero le vaya de maravilla, sólo le dieron oportunidad de entrenar, del mismo modo que hace tres años Daniel Guzmán le dio espacio a Héctor Adomaitis de entrenar con el primer equipo cuando los cuarentones iban a festejar el 25 aniversario de Santos.
Santos no puede llegar a los 1,000 minutos. Chivas acumula hasta estos momentos 4 mil y contando. Las mismas Chivas que vinieron al TSM a empatarle al equipo local, que jamás supo descifrar a un chiverío plagado de jóvenes. Realidad contra ficción.
Recuerdo las primeras fechas: Santos ganó en forma consecutiva sus cuatro primeros partidos, tres de ellos por goleada: en esos encuentros Santos no llevó a la banca a nadie que pudiera entrar y acumular los mentados minutos. 4-1 ante Atlante; 4-0 contra Pumas; 3-0 frente a Pachuca. Si Romano hubiera echado mano de uno o dos juveniles cuando cualquiera de éstos partidos se encontraban ya definidos, no estaríamos dando ahora el papelón a nivel nacional. Pero en Santos nadie se equivoca.
Aprovecho este espacio para invitar al amable lector esta noche, 3 de noviembre, a la presentación del libro "El Vendedor de Futbol" novela escrita por este despistado columnista. Me harán el honor de presentar la novela, el erudito de la pluma Jaime Muñoz Vargas y el mejor comentarista deportivo de La Laguna, Rafael Rosell. La cita es a las 8 de la noche en la librería de Cimaco, en Cuatro Caminos, tercer piso. Los esperamos.
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