Apasionado por servir. Actualmente Luis se desempeña como operador de ambulancias y como socorrista tiene 7 años de experiencia. EL SIGLO DE TORREÓN / JESÚS HERNÁNDEZ
La única idea es servir, Luis decidió formar parte de la Cruz Roja como socorrista. Hoy a sus 32 años de edad, siete años de experiencia lo avalan. "Y seguiré hasta que ya no pueda más, hasta que mi condición así lo permita", comenta orgulloso.
Aunque la institución médica en Lerdo permaneció cerrada durante poco más de dos años, debido al clima de inseguridad, Luis no dejó de prestar sus servicios, pues el centro de control y atención se trasladó a la unidad Gómez Palacio, desde donde se trasladaban ante cualquier incidente.
Emocionado, el socorrista, hoy en su día, recuerda que su pasión por esta profesión despertó al escuchar las experiencias de muchos de sus amigos, quienes también se desempeñan como paramédicos.
Para lograr un lugar en Cruz Roja, cuenta que además de contar con una carrera técnica en Radiología, asistió a innumerables cursos de capacitación, "donde escuchaba que había, acudía", comenta.
Actualmente se desempeña como operador de ambulancias.
DE ALTO RIESGO Desempeñarse hoy en día como socorrista, se ha vuelto una profesión de alto riesgo. "Ahora tenemos que seguir un protocolo de Seguridad, que consiste en que debe de estar una autoridad para nosotros hacer nuestro arribo, sin importar quién sea", dice el joven paramédico.
"Nosotros somos el primer contacto que tiene una persona lesionada, somos su esperanza de vida", comenta Luis.
EXPERIENCIA A lo largo de estos siete años, Luis ha logrado acumular un sinfín de experiencias tanto buenas como malas "pero son más buenas que malas", dice el socorrista, quien asegura que hasta el momento ninguna de ellas lo han desanimado a seguir con su labor de rescate.
Además de su deseo de servir, el miedo sí está presente. Sobre todo dice, cuando hay que atender a heridos por enfrentamientos, en donde existe la amenaza de que regresarán los agresores.
Padre de dos menores de edad, menciona que cada vez que sale a un servicio de esa clase "en donde el peligro está presente, no queda más que encomendarse a Dios y enfocarnos a cómo atenderemos a la persona herida, porque es quien necesita de nosotros", dice con orgullo.
El joven papá asegura que si uno de sus pequeños deseará desempeñarse como socorrista "claro que lo apoyaría, pues aunque son muy chicos aún, se les ve la emoción y les gusta lo que hago", cuenta.
Ahora que la Cruz Roja ha reabierto sus puertas, tras casi dos años de espera, Luis se muestra emocionado por continuar con su labor de servicio. Y es que asegura que está dispuesto a seguir acumulando años de experiencia, porque es su pasión y es lo que desea realizar hasta que su cuerpo y capacidad así lo permitan, "hasta entonces seguiré", puntualiza el paramédico de la Cruz Roja, quien festejará su día junto con sus compañeros de profesión.
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