COLEGIO DE CIRUJANOS DENTISTAS DE LA LAGUNA, A.C. FILIAL A LA ASOCIACIÓN DENTAL MEXICANA
La colocación de implantes o tornillos en maxilares superior o inferior, se suele hacer en zonas donde anatómicamente existe hueso suficiente para poder anclar los implantes.
En ocasiones la anatomía del paciente limita o imposibilita la colocación de implantes o compromete la funcionalidad de la prótesis. Ya que ésta se diseñaría según la disposición de los implantes.
La implantología moderna es básicamente un tratamiento prostodóncico o protésico con una fase quirúrgica, siendo el objetivo final de este tratamiento lograr confeccionar una prótesis lo más estética y funcional posible.
El éxito de una terapia implantaria puede depender de muchos factores, pero como ejemplo en este caso es la anatomía o características propias del hueso. No sólo es importante la calidad del hueso, sino también la cantidad disponible. Es bien sabido que los porcentajes de éxito son mayores en el maxilar inferior que en el superior, esto fundamentalmente debido a que el hueso es más compacto en la mandíbula y por lo tanto se consigue más fácilmente una estabilidad primaria del implante.
En el tratamiento de implantes en los pacientes desdentados debemos hacer siempre algunas consideraciones:
1.- Valorar el grado de reabsorción ósea tanto en altura como en anchura.
Para ello es imprescindible el estudio radiográfico, tanto con una radiografía panorámica como con un TAC (tomografía) digital.
El estudio nos va a permitir valorar donde y cuantos implantes vamos a colocar todo dependiente al tipo de prótesis por realizar, el grado de reabsorción del hueso y la situación económica del paciente.
2.- Valorar la densidad ósea para considerar el tiempo para cargar o colocar la prótesis además nos advierte la resistencia o pauta al fresado al perforar para hacer los neoalveolos o huecos que alojarán los implantes.
3.- La pérdida de hueso o atrofia alveolar se presenta en las áreas donde faltan dientes podemos clasificarlas como atrofias por desuso, cuando ha existido falta de dientes por mucho tiempo. También como pérdidas óseas postraumáticas y por procesos oncológicos (cáncer) o déficit óseos relacionados con malformaciones congénitas.
Diversos estudios demuestran que las atrofias alveolares son un proceso que puede empezar incluso a partir de los tres meses posterior a la extracción dental, si no se toma ninguna consideración para evitarlo.
No tener esta consideración es lo que genera el colapso de las paredes o corticales óseas lo que suele llegar hasta el extremo de estar fusionadas y no existir espacio para albergar los implantes. Pretender colocarlos deberá evaluarse la posibilidad de realizar la expansión de las paredes sin correr el riesgo de la fractura de las paredes o segmentos de hueso. Por eso al realizar una extracción dental siempre deberíamos tener el cuidado de preservar el futuro del reborde óseo, por lo que se recomienda un procedimiento de extracción en forma atraumática además de colocar en el interior del hueco o alveolo los materiales indicados como relleno.
Considerando que el área de extracción sea un hueco o alveolo sano, sin patología infecciosa, puede tomarse como posible el colocar de forma inmediata el implante. Sin embargo si existe patología periapical no es aconsejable por lo cual debemos solucionar la infección y en un posterior procedimiento colocar el implante.