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Sueños

Diálogo

YAMIL DARWICH

Pronto habrá elecciones en el Estado de Durango, y de nuevo se renovarán esperanzas en muchos, vendrán soluciones para pocos-especialmente económicas- y todos estaremos dudando sobre ¿qué pasará? y si, por fin, mejoraremos.

Así, comentando con algunos profesores durante un descanso, empezamos a mencionar particularidades que nos gustaría encontrar en esos nuevos elegidos para la administración pública, incluidos sus colaboradores.

Claro que estábamos conscientes de que eran aspiraciones, quizá irrealizables; sueños que, sin embargo, pensamos algún día se harán realidad, dependiendo de nosotros, los ciudadanos, cuando tengamos el verdadero propósito de participar en política y exijamos nos cumplan las promesas hechas en campaña.

Le comparto algunas ideas de ese grupo de "soñadores de café", que citaron algunas características que les gustaría encontrar en los políticos modernos:

Compromiso con su comunidad y electores: tengan la plena conciencia de que fueron elegidos para servir y no para servirse y que, aunque no lo piensen, el tiempo corre y algún día serán juzgados por su entrega, o no, al servicio público.

Integridad ética y moral de sus personas, la mejor herencia para sus familiares.

Honestidad: para administrar los bienes y recursos que les encomendamos quienes votamos por ellos, sabedores de su responsabilidad administrativa, utilizada de la mejor manera, comprometidos con la transparencia, para que todos nosotros podamos quedar conformes con su desempeño estando a nuestro servicio.

No dejen de lado su integridad y venzan las tentaciones de ayudar a familiares y amigos con prebendas y beneficios fuera de la ley o bien encubiertos por la apariencia del cumplimiento de la misma.

Propósitos de largo plazo: que incluyan planes y programas de trabajo que dejen beneficios reales a las comunidades, aún cuando a ellos no les toque "inaugurar las obras". Para el caso, una buena medicina sería que se incluyera en las placas conmemorativas las fechas de inicio y no sólo de terminación de las obras.

Cumplimiento de los períodos de ejercicio en los puestos: comprometiéndose con los votantes que le prefirieron y renunciando a la tentación de utilizar los cargos de elección como "lianas para columpiarse" y caer en otros puestos mejores; que comprendan que una carrera política no es de velocidad y que la importancia estriba en llegar a la meta con dignidad.

Valor, virilidad o feminidad, según el caso: para aceptar los compromisos que adquirieron al ser preferidos entre varios, entendiendo que los riesgos en la seguridad personal vienen aparejados con el beneficio de su elección. Caso contrario: que sigan en su vida civil, renunciando a la política, buscando -como todos los demás lo hacemos- las mejores maneras de sortear situaciones de dificultad económica y competencia profesional; desde luego que no queremos héroes o mártires, sólo servidores públicos comprometidos.

Sensibilidad y sentido común, -si no es su área de especialidad- para comprender las dimensiones de sus decisiones en cuestiones de administración, dejándose orientar por sus asesores y asegurando la buena aplicación de los recursos.

Tolerancia a ideas ajenas; incluyentes de todas las corrientes políticas y sociales, buscando el interés de las mayorías, sin temor a perder popularidad o recibir agresiones de los inconformes. Apertura a propuestas ajenas a sus administradores, que sin duda recibirán el beneficio de la suma de la inteligencia social y se beneficiarán con la calidad de sus acciones reflexionadas y ponderadas con otros puntos de vista.

Capacitarse para el trabajo que habrán de desarrollar según su puesto: es de grandes políticos reconocer sus limitaciones y solucionarlas con asesores capaces. Esta actitud, sin duda, le sumará experiencia al conocimiento, lo que le harán cada vez más apto para nuevas y mayores encomiendas.

Trabajar en su credibilidad personal, a partir de la congruencia entre lo que se piensa, declara y hace. Que comprendan que las personas somos capaces de identificar los visos de verdad, aún cuando nos reservemos las opiniones -actitud mal tomada- y aparentemos estar de acuerdo o desconocer del tema.

Humildad: para no perder la visión de quiénes son y cuál es su destino; no son pocos los casos de la transformación de personalidades en aquellos que llegan a ocupar puestos de importancia. En esas situaciones, esa mala actitud se paga -incluyendo familiares- con el repudio, la indiferencia y hasta el descrédito en la vida social y política.

Desde luego que fue un diálogo entre profesores, en un momento de descanso; "sueños de opio" dirán algunos, que construimos como buenos, -¿ilusos?- soñadores, teniendo la esperanza de que: todo lo que primero se imagina, algún día llega a hacerse realidad. Sé que la lista es limitada y hay otras características que usted puede agregar y también pienso les puede servir como guía para reconsiderar el trabajo de quienes ejercen autoridad, pensando en servir, más que servirse. De encontrar un líder así, sería el promotor del cambio soñado. ¿Existirá?

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