Bangkok comienza a recuperar cierta normalidad y se enjuga la herida causada por la violencia desatada a raíz de una profunda fractura social que tiene a Tailandia sumida en una profunda crisis política.
Las autoridades tailandesas emprendieron una campaña para que la capital recobre la imagen que tenía antes de que los "camisas rojas" se atrincherasen en el corazón comercial y seis semanas después fueran desalojados a tiros por los soldados. Decenas de equipos de técnicos de los servicios municipales reparaban la red eléctrica a lo largo de la céntrica avenida Rama IV, donde el vandalismo que siguió al asalto ha dejado su huella en media docena de edificios incendiados."Mañana abriremos al tráfico las calles", dijo el capitán Vinai Kamlaeng, de la Policía.