Casi un siglo. Taiwán es otra a sus 99 años de su recnoocimiento.
¿Y cómo celebra 99 años desde su fundación un país con reconocimiento limitado? Pues con una gran fiesta.
A las cinco de la mañana culminó la preparación del Día Nacional de Taiwán: el Diez Diez, como le llaman los lugareños. Con una audiencia especial, el presidente de la Isla de Formosa comenzó toda una serie de actividades dando la bienvenida a más de un centenar de periodistas de todo el mundo en el palacio presidencial.
De mano, saludó a cada uno de los representantes de los medios de comunicación invitados entre los que se encontraba El Siglo de Torreón representando a México.
El momento fue breve más la agenda pesada por lo que de inmediato se pasó al templete de honor para presenciar el tradicional desfile anual que este año dedicó su temática en un resumen sobre el desarrollo de Taiwán convertida en varios carros alegóricos. Los estudiantes de varias preparatorias fueron el alma de la fiesta al animar al público con tablas rítmicas y mezclas musicales interesantes en las que lo nuevo se fusionó con los sonidos tradicionales de Taiwán.
Destacada fue la participación de la delegación extranjera, que no llevaba mucho ornamento y aún así sorprendió por su número y cantidad de razas presentes.
Luego de una lluvia de papeles, fuegos artificiales y bandas de guerra uniformadas, llegó la hora de la comida en uno de los restaurantes de té más reconocidos de Taiwán. En él se sirvieron siete especialidades que incluyeron hongos, arroz y postres típicos de la Republica de China.
La visita al Taipei 101, el segundo edificio más alto del mundo vino después. Un recorrido de más de una hora, explicó de principio a fin los pormenores del edificio, iniciando en sus motivos de construcción, naturaleza, detalles arquitectónicos y su potente amortiguador.
De inmediato se mandó llamar a la fabulosa Recepción del Día Nacional de la República China realizado en el Taipei Guest House.
En él, varios países incluyendo a Corea del Sur, Singapur y Japón exhibieron sus platillos más típicos en una degustación que reunió a más de un millar de invitados.
La belleza de las reinas de Taiwán, el escenario con los tambores al son del ritmo oriental y el sonar de los palillos chinos fueron el marco en el que culminó una noche encendida por fuegos artificiales y arcos con luces de Navidad adornando las calles principales.
Uno de los funcionarios encargados de la organización del evento dejó claro que "este año nos lo estamos tomando con mucha calma. En un año más el mundo será capaz de ver lo que Taiwán puede lograr con unidad y buena voluntad. Es mejor que vayan apartando su lugar para estar presentes en la próxima celebración, porque de verdad no tendrá punto de comparación con lo que ustedes acaban de ver", culminó.
