Ni siquiera los datos positivos sobre el empleo en Estados Unidos pudieron sacar a los mercados mundiales de su estupor, y los precios de las acciones volvieron a caer ante los temores crecientes de que la crisis de deuda en Europa pueda propagarse y descarrilar la recuperación económica global.
En Wall Street hubo otra jornada volátil, aunque no tanto como la sesión del jueves, que quedó en la historia por el peor desplome del promedio industrial Dow Jones.
Con esto terminó la semana negra en los mercados financieros, de la cual, la Bolsa Mexicana de Valores logró desligarse y avanzar 0.26 por ciento, de igual forma el tipo de cambio se estabilizó.
El Dow perdió ayer viernes 139.89 puntos (1.3, para quedar en 10,380.43. El Standard & Poor's de 500 títulos decreció 17.27 unidades (1.5%), a 1.110,88, y el índice compuesto Nasdaq cayó 54 enteros (2.3%), a 2,265.64.
El Dow perdió 5.7% en la semana y borró sus ganancias del año. El S&P cayó cerca de 6.4%, mientras que el Nasdaq descendió 7.9%. El S&P y el Nasdaq también entraron a cifras rojas en el 2010.
Los comerciantes continuaron inquietos entre las dudas persistentes sobre qué causó el repentino desplome del jueves, de casi mil puntos. Se estaban investigando varias posibilidades, pero al caer la tarde del viernes no había emergido una explicación clara.
El mercado dejó pasar un reporte sorpresivamente fuerte sobre el mercado laboral de Estados Unidos y se enfocó en lugar de ello en la espantosa caída del día previo y en las medidas más recientes para atender la crisis de endeudamiento que se extiende por Europa.
En Europa, el FTSE 100, de Gran Bretaña, cayó 137.97 puntos (2.6, a 5,123,02, mientras que la libra tuvo fluctuaciones violentas.
El DAX alemán se hundió 193.17 puntos (3.3, a 5,715.09, mientras que el CAC-40 francés se desplomó 144,66 enteros (4.1%), a 3.416,27.
El retroceso en Europa siguió a las notables caídas en Asia. En Tokio el índice Nikkei 225 retrocedió un 3,1% a 10.364,59.
Los inversionistas de todo el mundo ven con temor los acontecimientos en la eurozona causados por la crisis de Grecia. Muchos economistas creen que Atenas acabará al final en la insolvencia pese al rescate de la UE y el FMI. Además, esos temores han sido aumentados por la creencia de que otros países de la eurozona podría acabar en la misma situación, especialmente Portugal y España.
