Alerta. Los niños más grandes abusan de los menores en la escuela, los intimidan con violencia física, hacen que se lastimen a sí mismos, les aplican la ley del hielo, los despojan de su almuerzo y dinero. Todo ocasiona temor, nerviosismo y ausencia escolar.
La ausencia de la madre y padre irresponsable generan acoso escolar.
CYNTHIA HEREDIA
EL SIGLO DE DURANGO
Cuando los padres observaron a su pequeño hijo nervioso, sin apetito, temeroso y con insomnio, no se imaginaron la violencia social de la que era víctima en la escuela: castigos, agresiones y amenazas de sus compañeros de grados mayores lo intimidaron hasta disfrazar las lesiones físicas con un "me caí" y lo notaron desanimado.
Los más grandes lo amenazaron con golpearlo con varas, a menos de que él mismo lo hiciera contra un poste; el sometido optó por hacer lo segundo a fin de evitar más dolor. La evidencia fueron las marcas e hinchazón en su frente. Días después los maldosos le lastimaron la rodilla cuando le torcieron la pierna.
Las consecuencias: un niño que dejó de ir a la escuela por acoso escolar, o síndrome de bullying, que podría desembocar en delincuencia, violencia o suicidio.
Este caso se dio en la Escuela Primaria No. 10 Guadalupe Revilla; por desgracia, es un fenómeno que se está desarrollando en todas las instituciones educativas, en todos los niveles.
CAUSAS "Desde que la mujer salió a trabajar, la educación de los hijos quedó en manos de nadie", lamentó Martha Palencia, directora del Instituto de Salud Mental del Estado de Durango (ISMED). La injusticia social, la desintegración y violencia familiar detonan la violencia social y el acoso escolar; la mayoría de los niños agresores crece en estos ambientes y transmiten contra sus compañeros su enojo y frustración, además la falta de atención por parte de los padres, ya sea la mujer ausente en casa o el padre que no asiste a las reuniones ni participa en las actividades escolares.
En el caso de los jóvenes de secundaria, pasan por el cambio hormonal y psicológico que los convierte en niños abusadores y se ensañan contra quienes pueden someter, en este caso, los más bajos o delgados, hacen burla de sus defectos físicos y sobrepeso, "a esta edad toda burla hace mucho daño". Negligencia, liderazgo por temor, violencia económica (cuando les quitan el dinero), emocional, a través de "la ley del hielo", son algunos ejemplos de lo que se vive en las escuelas.
N Niños agresores podrían ser delincuentes, y los sometidos, llegar al suicidio: ISMED.
Maestros están deprimidos y el padre no participa en su rol
"Durango se está trastornando... los niños agresores o víctimas podrían ser los delincuentes del mañana", exclamó Martha Palencia, directora del Instituto de Salud Mental del Estado de Durango (ISMED). El acoso sexual puede detonar cuando el niño crezca más violencia e incluso el suicidio, "el menor de siente omnipotente y está desinformado". El padre evade su responsabilidad con excusas para no acudir a reuniones, conferencias, evitan asistir a las pláticas de orientación sexual y la madre no se puede hacer cargo de todo porque trabaja. Esta situación no se contrarresta con los castigos típicos, requiere ayuda psicológica; incluso, las sanciones deberán acordarse entre padres y maestros y avisarle al niño, "si se aplican por sorpresa el menor lo sentirá como injusticia social".
Los docentes tampoco están capacitados para enfrentar el acoso escolar, "están deprimidos, sienten que su trabajo no es reconocido por el alumnado, autoridades ni por los padres". El sueldo no basta; los maestros necesitan que su labor se valore en el entorno social. Los estudiantes no atienden al maestro; éste se enoja o los ignora, lo que también genera estrés.
La Secretaría de Educación Pública y el ISMED buscan soluciones a la problemática través de pláticas de orientación y de señalar que urge la atención profesional en las áreas psicológicas de las instituciones, o bien pedir ayuda al sector de Salud Mental.
