Tienen relación a toda ma...

La actriz Margarita Isabel y su hijo, el actor Mario Iván Martínez, siempre han tenido una excelente relación afectiva, y en ocasiones han trabajado juntos en teatro (Noche de Epifanía), televisión (Teresa) y cine (Como Agua para Chocolate).

Ambos platicaron acerca de los indelebles lazos que los unen.

(Él) ¿Disputabas con tu hermano Eugenio el amor materno?

Las cosas nunca fueron sencillas, y mucho menos luego del divorcio de mis padres.

"La relación con mi hermano era muy ríspida, y él me ponía unas madrizas soberanas. Mi papá (el fallecido locutor Mario Iván Martínez) se inclinaba más por Eugenio, pero yo era el consentido de mi abuela materna. Mi mamá era quien trataba de mediar con la mayor cordura posible.

¿Fue difícil enviar a Mario Iván a Inglaterra?

(Ella) Después de muchos apuros económicos, me ofrecen un programa de tele pagándome tan bien que pensé: 'si compro una casa, se me acaba; si compro un coche, se me acaba, pero si mando a estudiar a mi hijo no se me acaba'... y no se me ha acabado.

¿Nunca viviste con tu papá luego del divorcio?

(Él): Sí, en 1968, porque mi mamá siempre ha sido muy contestataria y en ese año le dio por apoyar al movimiento estudiantil. Luego fue a recogernos y nos llevó a un pequeño departamento en la colonia Del Valle. Así que pasamos del Colegio Williams a la escuela pública José Martí.

¿Tuviste problemas con tus amiguitos por tener una mamá tan guapa?

(Él): Mi hermano y yo le decíamos: "O te pones esta ropa o no vas" (a los festivales de la escuela pública).

Las otras mamás iban muy sencillitas y mi mamá llegaba con botas a la rodilla, sombrero y... ¡minifalda!

"Una vez la negué, como San Pedro. Un compañero dijo: "¡Miren, qué buena está esa señora! ¿No es tu mamá?". Y yo dije: "¡No, cómo crees!". A mi hermano le causaba mucha más bronca esa situación porque él era el epítome del macho bronco.

¿Te dieron mucha lata tus hijos?

(Ella): Cuando me pedían algo que no podía comprarles, les explicaba que no había dinero y jamás hacían berrinches. Casi toda su infancia fuimos muy pobres, pero nos divertíamos mucho, nos gustaba disfrazarnos.

"Cuando llegaba de trabajar o de buscar trabajo, me disfrazaba de hada o de bruja, según se hubieran portado, pero mis hijos siempre le pedían a la señora que los cuidaba, que dijera que se habían portado mal, pues les gustaba más mi disfraz de bruja".