A la espera. La cinta recién terminada, podría estrenarse en octubre de este año. ARCHIVO
MÉXICO, DF. Son casi las seis de la tarde; un helicóptero sobrevuela la Plaza de las Tres Culturas y de repente dispara bengalas. No transcurren ni cinco segundos cuando otros estruendosos disparos de armas iniciados por el Batallón Olimpia y el Ejército Mexicano se empiezan a escuchar. Después de los gritos y lamentos, los cuerpos de decenas de estudiantes, profesores y hasta amas de casa caen al suelo ya bañados en sangre.
Esta no es una ficción; es la historia de lo que sucedió el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco cuando estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN), obreros y dicen que hasta niños, fueron ejecutados mientras se manifestaban en paz en contra de las acciones violentas del presidente Gustavo Díaz Ordaz, la cual es retomada por el director Carlos Bolado, para llevarla a la pantalla grande.
Hace unos días, después de alrededor de seis semanas de rodaje, se filmaron las últimas escenas de "Tlatelolco". El día fue tan intenso y lleno de adrenalina que el rostro del elenco así lo reflejaba, entre ellos Cassandra Ciangherotti, Christian Vázquez, Teresa Ruíz, Armando Hernández, José Ángel Bichir y Ceci Ponce.
Por unas horas, la Plaza se vistió de varios colores, tanto por los respectivos atuendos de los marchistas que cargaban mantas cuyas consignas decían con letras rojas y negras "México 68; año de represión", "Solución al pliego petitorio", como también por parte de los soldados con sus uniformes verdes y la Policía con su azul marino.
Pero también el color blanco estuvo presente, pero en esta ocasión, tal como da cuenta la cinta, no remitía a la paz; al contrario; a la violencia y muerte.
Con un pañuelo o guante blanco en la mano izquierda, se identifica el Batallón Olimpia. En el tercer piso del edificio Chihuahua, se alista uno de ellos -encarnado por Armando, quien oculta una pistola-; a tan sólo unos metros a su derecha, se ubican algunos vocales del Consejo Nacional de Huelga (CNH), interpretados por Cassandra y Christian.
Con micrófono en mano, ella da cuenta sobre los actos de violencia a los que han sido sometidos los estudiantes en días anteriores, como aquel en que el Ejército invade Ciudad Universitaria, el 18 de septiembre de ese año.
Colgadas desde ese tercer piso, se ven varias mantas. En una de ellas se lee lo siguiente:
"Artículo 129.- En tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar".
Mientras eso sucede, habitantes de la Unidad Tlatelolco no pierden detalle de cómo colocan las cámaras -a Bolado le gusta trabajar con dos-, cómo retocan los peinados y todo movimiento del director, quien se desplaza por todas partes para dar indicaciones.
"Te digo que dejes correr la cámara; ésta no se detiene hasta que te diga que así sea... ¿Quedó bien la toma con la cámara que está arriba de la Iglesia (la de Santiago Tlatelolco)?", grita el también director "Bajo California: El límite del tiempo" (1998).
HABITANTES SORPRENDIDOS El aire es cada vez más frío; ya ni las inmediaciones de la parte frontal del edificio Chihuahua sirven de resguardo. Como si se tratara de un extra, no falta quién se acerca a las personas que dan café. Con una gran sonrisa, varios se llevaron su vaso de unicel con la bebida caliente, casi, hasta su casa.
Los niños son los más contentos, al tiempo que sus rostros reflejan sorpresa ante lo que ven. Aunque quizá en muchos casos ni siquiera han leído un libro de lo que sucedió el 2 de octubre, seguramente saben hasta el más mínimo detalle al respecto, pues más allá de los testimonios de sus abuelos o vecinos, pareciera que los mismos edificios hablan de eso mientras el aire frío se cuela por las rejas de sus entradas.
"¡Corte!", grita Bolado. En ese momento niños y adolescentes se acercaban a charlar con los extras, como con aquél llamado Miguel que orgulloso dice haber participado en cintas extranjeras como Rambo II. Otros más, van con los actores para tomarse fotografías. Bichir fuma un cigarro; gustoso posa para las cámaras.
Mientras se empiezan a escuchar las cortinas metálicas de los negocios que cierran, dos integrantes de la producción le dan las últimas vueltas a esa mezcla que preparan en una gran cubeta, que minutos después se convierte en sangre artificial.
"Muchachos, ¿están listos?", grita Bolado. Todos ya están en sus posiciones para continuar con este trabajo que involucró a un total de 350 personas (100 actores e integrantes de la producción, y 250 extras).
Horas antes y a varios metros de la plaza, integrantes de la producción enseñaban a los extras de soldado a marchar, a correr con el fusil, cómo sujetarlo y hacia dónde mirar justo en el momento en que simularan disparar.
Casi lo mismo sucedió con los policías; aunque éstos se vieron un poco más relajados; de hecho, uno que otro hasta se "echó una siesta" sobre el pasto, cerca de la Iglesia. Después de 17 horas de rodaje, éste llegó a su fin. "¡Corte. Acabamos!", grita Bolado con una voz de emoción que oculta cierto cansancio. Se escuchan aplausos y uno que otro silbido de festejo. Transcurren sólo unos minutos, después de algunos abrazos, cuando el director anuncia que en unas horas habrá un festejo con todo y chelas. Todos se ven molidos, pero seguro, nadie se perderá el brindis por este espectacular cierre.
