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Tomás y Aristóteles

Diálogo

YAMIL DARWICH

Cuando hablamos de la Independencia de México o de cualquier proceso libertario, tendemos a radicalizar criterios: son malvados, quienes conquistaron y colonizaron; buenos, los que sufrieron la dominación, inclusive esclavitud.

Me dará la razón, si recordamos la historia; le escribo algunos ejemplos: el faraón del antiguo Egipto, fue un desalmado que esclavizó a los judíos; casi nunca reconocemos que les dio cultura, hasta influirlos con mitos adoptados por ellos. Los romanos -guerreros- dominaron a los griegos decadentes; olvidamos que los vencidos terminaron conquistándolos a través de la educación impartida a sus hijos.

Los árabes, oprimieron Europa, ochocientos años, sin enumerar las aportaciones que hicieron al lenguaje, usos y costumbres, hasta en campos como la cocina.

Igual hacemos con los españoles, conquistadores de América: fueron salvajes guerreros que avasallaron a los indígenas y les negaron trato humano y el derecho a la libertad; nos olvidamos que, también, aportaron la mitad de la genética biológica y social para constituir a los mexicanos y al comprar su actuar con otros invasores -ingleses, por ejemplo- no exterminaron a los indígenas.

También dejamos pasar de largo los aportes culturales y la parte de contribución positiva de la Iglesia Católica de entonces.

Carlos Alberto Montaner, es el autor de "Las Raíces Torcidas de América Latina", conferenciante reconocido, describe los antecedentes históricos que influyeron en la Conquista.

Antes, recordemos el pensamiento aristotélico, fundamento del análisis científico, cuyas posturas influyeron para sentar principios filosóficos, incluyendo lo teológicos cristianos.

Aristóteles, fue quien primero intentó separar a la ciencia de la fe: "A la ciencia se llega por la verdad observada y comprobada por la razón; a la religión, en cambio, por la revelación y por el testimonio de las autoridades". Esa segunda parte de la postura aristotélica no iba a caer bien en Roma, máxime cuando era leída, discutida, analizada y ¡lo peor!, aceptada como verdad por muchos pensadores del medioevo, entre ellos sacerdotes, quienes los "devoraban" a escondidas, por ser lecturas anatemizadas, influyendo para la excomunión de Averroes, que declaró: "existe una naturaleza que puede ser descubierta por la razón".

Gregorio IX, en contraofensiva, pidió a algunos filósofos-teólogos, que formaran una posición de la Iglesia; entre ellos estaba un joven estudioso, el único que respondió concretamente; era Tomás de Aquino, que admiraba a Aristóteles, motivo por el cual intentó cristianizar sus ideas en su "Suma Teológica", postura cristiana aristotelizada, con una fuerte influencia platónica.

Aristóteles afirmaba que: "los bárbaros podían ser sometidos a cautiverio y obligados a trabajar" y no fue desmentido por Tomás, quedando bases ideológicas para que los Papas permitieran el sometimiento de los indígenas americanos: la esclavitud y abuso en sus personas.

También habrá que considerar que en la Europa Monárquica, el poder de los reyes se ejercía como "legado de Dios" y la propia Iglesia, otorgaba esos derechos a los monarcas, incluyendo los habitantes de esos territorios conquistados que debían ser evangelizados.

Lo sucedido a nuestros indígenas no es excepción; recuerde que esos poderes y privilegios fueron entregados por Adriano IV -siglo XII- a los ingleses sobre Irlanda; las Islas Canarias fueron dadas a Castilla por Clemente VI -siglo XIV- y Nicolás V, legitimó a Alfonso V, para conquistar buena parte de las costas occidentales de África; y no olvide al propio Constantino -siglo IV- que impuso el cristianismo a los infieles.

Siendo ese el contexto cultural y de acuerdo a ello la jerarquización de valores trascendentes, sociales y humanos de aquellos tiempos, es simple comprender que los conquistadores no tenían los sentimientos de culpabilidad que ahora nosotros reconocemos; de ahí viene la inspiración de lo que llamarían "títulos justos", que tampoco son novedad.

Le pido que también recuerde al profeta Mahoma, -Islam- que no sólo justificaba, ordenaba muerte a los infieles y, como motivación a los creyentes, les ofrecía un cielo con imágenes sensuales claras y apetitosas.

Evitando ese radicalismo, sin olvidar desde luego los desmanes extremosos por los que vejaron y mataron a la mitad de los indígenas, consideremos los muchos beneficios -también de larga discusión- obtenidos con la Conquista de América.

Más adelante, con el arribo del libre pensar y el liberalismo a Europa, éste fue transmitido a América, base de lo que ahora conocemos como democracia, que derribó a monarquías europeas y emperadores americanos, similares a los caudillos y tiranos que aún existen, afortunadamente especie en extinción.

Incluya los adelantos en comunicación, desde el uso del caballo como medio de transporte, hasta los caminos reales; la ganadería y la minería, inexistentes en América, causantes de riqueza por su desarrollo muy acelerado.

Festejemos los doscientos años de estar constituidos como país independiente; igual aprovechemos la oportunidad para eliminar otro más de nuestros "ismos", que nos impide encontrar el justo medio, la verdad y crecer como humanos. ¿De acuerdo?

Ydarwich@ual.mx

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