Si hay que hablar de un jugador que era el estandarte de los Rojos del Habana y de la pelota cubana ese lo fue el gran Martín Dihigo y sus duelos contra Ramón Bragaña, del Almendares, el gran rival de los Leones, es algo comparable a los duelos que más adelante se verían en Grandes Ligas entre Sandy Koufax y Juan Marichal.
Muchas veces tuve la oportunidad de platicar con Dihigo y cuando él estaba sin trabajo beisbolero por alguna razón, me sentaba a su lado en las gradas del nuevo Parque del Seguro y me contó infinidad de anécdotas de nuestro beisbol:
"No puedo decir que Pasquel supiera mucho de beisbol, pero su intuición era extraordinaria. Cuando manejó a sus Azules o cuando le ordenaba a su manager cierta jugada, era asombroso cómo podía acertar, incluyendo aquella base intencional con casa llena que ordenó frente a René González, un jonronero cubano.
Dihigo se retiró como jugador durante la temporada de 1947 y cuando Pasquel lo había traído de regreso al Azules del Veracruz. En sus memorias relató Martín que jugando el jardín derecho se dio cuenta en una mala tarde que ya no era el mismo estrella de antes y en ese momento, durante el inning, decidió que mejor se retiraba. Al irse del jardín a la caseta, tras caer el tercer out de la entrada, tiró su guante a las gradas de sol y le dijo al aficionado que lo atrapó que se lo guardara, ya que no lo usaría más porque se iba a retirar.
Dihigo fue tan inmenso como jugador que en 1938, con el Águila, fue el pitcher campeón ganando la triple corona y el mejor bateador del torneo. Algo que nunca se volverá a ver y en 1942 con Algodoneros de Unión Laguna no solamente volvió a ganar la triple corona de pitcheo sino que también fue el manager del equipo campeón. Simplemente asombroso.
Al paso de los años un Dihigo decepcionado de Castro, me imagino, le escribió una carta a su gran amigo, el "Brujo" Rosell, en la que le pedía que hablara con Bernardo Pasquel y Alejo Peralta para que lo pudieran sacar de Cuba y volver al México que tanto quería. Dihigo no encontró con Castro el trabajo que esperaba y lo mandaron desde pronto al puesto de jefe de deportes en la provincia de Las Villas. Martín vivió los últimos años de su vida tratando de regresar a México.
