Policías, choferes, médicos, enfermeras, pilotos y meseros padecen, por sus trabajos nocturnos, daños físicos y emocionales como trastornos del sueño, estrés crónico, daño cardiovascular, irritabilidad, migraña, ansiedad, depresión y problemas familiares, revela un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La primera alteración del trabajo nocturno es que las personas rompen con el ciclo natural biológico que afecta los ritmos circadianos que rigen las actividades del sueño, la vigilia, el funcionamiento gastrointestinal, cardiaco y circulatorio, dijo Felipe Uribe, investigador de la Facultad de Sicología.
En México este trabajo no está reglamentado, a pesar de los daños que ocasiona. En el país son frecuentes los turnos de 12 por 24 horas entre guardias de seguridad y choferes de camiones de carga, y de hasta 24 por 48 horas entre las enfermeras y médicos residentes.
Además, muchas veces esos turnos son variables, y hay quienes laboran unas semanas de día y otras de noche, lo que impide un proceso mínimo de adaptación.
En algunos países de América Latina, como Ecuador, Colombia, Chile, Brasil y Argentina, ya existen esfuerzos para reglamentar el trabajo nocturno, pero, dice Uribe, en México nadie habla del asunto.