El impaciente público comenzó a ir y venir en la planta baja del Coliseo hasta que se apagó la luz.
Entonces vino el grito ensordecedor que regularmente se aparece en los conciertos de rock y la gente se arremolinó frente al escenario, con bebida en mano, para comenzar con el intercambio de energía que sólo Zoé puede brindar en concierto.
Uno a uno, los miembros de la banda fueron tomando su sitio.
León Lárregui la hizo un poco de emoción y entonces apareció en el foro vestido muy sencillo con un suéter, una playera y unos jeans además de sus gafas oscuras.
Con la seña de amor y paz cruzó el escenario saludando a Torreón y entonces los gritos vibraron en las paredes del Coliseo.
No hubo marcha atrás. No Hay Dolor fue la primera rola y el despegue al fantástico universo depresivo y energético del grupo.
Los acordes melancólicos arrancaban las palabras de los fans que movían los brazos de un lado a otro aprovechando que tenían todavía la pila cargada.
En el público de los palcos se dibujó la silueta del baterista, un espectáculo más para la vista de los asistentes.
En el escenario, una pantalla con animaciones tipo Windows Media Player remataron la imagen central transformándose una y otra vez. Unas veces remolinos, otras, barras de luz.
Entonces se escuchó Reptilectric. La escena fue indescriptible. La emoción simplemente erizó la piel de los presentes. Un grito más.
León levantó el puño cerrado mientras cantaba y todos le imitaron. "Venga, venga", parecía decir con la mano para que todos le acompañaran con sus voces. No tuvo qué pedir más.
De nuevo la oscuridad se apoderó del sitio y las pantallas de los celulares, los encendedores de la nueva era, ondearon de aquí a allá sin parar.
Paradójicamente se encendió el escenario envolviendo todo en luz para escuchar Sombras.
Nada, el siguiente tema, consiguió superar el aplausómetro. Entonces la noche siguió su curso dejando a los fans cada vez más extasiados. Zoé causó un estallido catastrófico que retumbó en los tímpanos de todos los presentes.
Al final, bajo la lluvia, los laguneros se retiraron más que conformes con el concierto, en donde no faltó su clásico Peace and Love, llevándose un buen recuerdo insuperable en muchos aspectos.
La banda ofreció anoche una presentación cargada de energía y buena música.
