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Traicionera, vive Lerdo pesadilla con tierra

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A más de 19 años de haber ocurrido, la historia de la mujer que fuera "tragada" por la tierra aún sigue estremeciendo a los lerdenses.

Vicente García Ramírez, actual director de Protección Civil en la ciudad, recuerda los detalles del fatal accidente registrado el 23 de agosto de 1991.

El funcionario en aquel tiempo se desempeñaba como director de Obras Públicas en la Administración del entonces presidente municipal, Luis Araujo Longoria.

Recuerda que eran las 6:30 de la mañana cuando recibió una llamada telefónica del alcalde, para informarle sobre el hundimiento que se había registrado en la colonia Emiliano Zapata.

"Llegamos al domicilio y con mucha sorpresa vimos que se había abierto un abra de una profundidad de 10 metros, lo que alcanzamos a ver", cuenta García Ramírez.

La sorpresa fue aún mayor cuando le informaron que una mujer de nombre Consuelo Dávalos, había sido succionada con cama y ropero al abrirse la tierra. "Nos comentaron los familiares, las hijas, de que en el transcurso de la mañana habían escuchado ruidos extraños en el piso", detalla el funcionario.

De acuerdo con la versión de las hijas de Consuelo, con quien compartían la habitación, la mujer al escuchar los ruidos se levantó a ver lo que estaba pasando. "Ella se levantó por un lado de la cama y las hijas por el otro y desafortunadamente la madre cayó en esa abra que se hizo", comenta.

Las autoridades ahí presentes, se acercaron para tratar de ver si Consuelo seguía en el enorme pozo, pero sólo observaron grava y arena.

El rescate

Completamente alterados, los familiares de la mujer y los vecinos cercanos, solicitaron al presidente municipal, iniciara las labores necesarias para rescatar su cuerpo. Atendiendo a su solicitud, se pidió el apoyo al cuerpo de Bomberos, Cruz Roja, y personal especializado de los estados de Aguascalientes y San Luis Potosí. Pese al riesgo que representaba el lugar, debido al reblandecimiento de la tierra ocasionado por el paso del río Nazas por su cauce natural, los trabajos de rescate iniciaron.

"El doctor (Luis Araujo Longoria) buscó la manera de apoyarlos en esa situación bajo la responsiva de ellos mismos", recuerda García Ramírez.

Fue entonces que se les proporcionó un trascabo y camiones para mover el material que se iba extrayendo. Se les entregó además, un ademe (es un tubo de acero al carbono que se introduce dentro del pozo de agua para evitar que el suelo se desgaje y taponé nuevamente la perforación), necesario para iniciar la perforación.

"Se empezó con la excavación de un pozo paralelo a donde se había ido el cuerpo de la señora", cuenta García. Sin embargo, al llegar a una profundidad superior a los seis metros, el chofer del trascabo dijo que el ademe que se había colocado, estaba cediendo, fue entonces que se tomó la decisión de parar los trabajos, "porque ya habíamos tenido la pérdida de un ser humano y corríamos el riesgo de perder otra".

La búsqueda terminó, "se les explicó a los familiares y vecinos que era muy riesgoso continuar, quedaron inconformes pero se retiraron del lugar. Ese mismo día, el ademe colocado se colapsó y ahí quedó enterrado. El pozo se rellenó con caliche", dice el funcionario municipal.

De acuerdo con la información obtenida en la hemeroteca de El Siglo de Torreón, a los 45 días de haberse registrado el hundimiento que cobrara la vida de doña Consuelo, los familiares aseguraban que el cuerpo permanecía en el lugar, debido a los olores que del pozo, que ya había sido tapado, emanaban.

Así mismo, los vecinos aseguraban que sólo los más cercanos a la zona del incidente, habían sido evacuados a las partes más altas de la colonia.

SIGUEN LA ABRAS

Riesgo latente

Ya han pasado 19 años del terrible suceso pero el riesgo sigue latente. Ese fue el primer hundimiento que se registró en la zona, ahora considerada de alto riesgo, de acuerdo con los resultados de los estudios efectuados por el Servicio Geológico Mexicano en el 2008, tras una serie de eventos.

Según el reporte de la Dirección de Protección Civil, en el 2004 se registró un nuevo hundimiento en la colonia Villa de las Flores en la calle Jazmín; en el 2006 uno más en el mismo sector habitacional. Pero fue en el 2008 cuando se registró el mayor número de abras, debido al paso del Nazas por su cauce natural. Ninguno de estos sucesos ocasionó pérdidas humanas.

Pese al peligro que viven a diario los vecinos de las colonias: César G. Meraz, Villa de las Flores y Emiliano Zapata, sólo 24 han decidido reubicarse.

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