Fenómeno. El regidor Roberto Arreola Arreola aseguró que los campesinos ya no siembran la tierra, ahora prefieren venderla para que se utilice en la elaboración de ladrillos ante los altos costos de producción.
Los campesinos ya no rentan la tierra para cultivarla, ahora prefieren venderla para que se elaboren ladrillos, lo que origina un severo daño ambiental.
Lo anterior fue expresado por el regidor del Ayuntamiento, Roberto Arreola Arreola, quien señaló que en varias comunidades rurales mucha gente se ha desistido de rentar porque consideran que es muy poco el ingreso que se obtiene y que los costos de producción son muy altos, lo que obviamente impacta a los agricultores.
SUBASTA
Ahora, para allegarse de ingresos los propietarios de la tierra optan por quitar la capa vegetal que es donde crece la planta y dejan el mineral abajo, es decir, se vende la tierra que es cultivable a los obrajeros para que elaboren tabiques.
O bien, en algunas ocasiones las subastan a personas con poder económico a un precio irrisorio y las convierten en granjas de esparcimiento, no para producción.
PROGRAMAS
En este momento no hay programas de Gobierno, de muchas dependencias de Desarrollo Rural, para poder salvar al campo que actualmente se encuentra destrozado.
El año pasado se observaron diferentes alturas de las cañas de maíz, los agricultores ante la crisis se vieron en la necesidad de sembrar semillas criollas que se compraron en las tiendas de las esquinas de los pueblos, lo que origina que se obtengan cultivos de menor calidad y más vulnerables a las plagas y sequías; "ésta es la realidad del campo", comentó Arreola.
IMPACTO
En cuanto al impacto ambiental que se presenta con la transformación en la utilización de la tierra, afirmó que no hay ley que prohíba que las personas dejen hoyancos en la superficie, aunque se debería contemplar en la Ley de Equilibrio Ecológico.
Sin embargo, los ladrilleros para poder sobrevivir y salir de la miseria van y comprar una hectárea para poder agarrar 80 centímetros de tierra.
VENTA
La hectárea la compran de 30 a 40 mil pesos y generalmente son las que se encuentran en las laderas de los ríos.
Consideró que lo que ocurre es una lástima, por que la tierra tardó millones de años en formarse y se pierde en la elaboración de algunos productos que se utilizan para la construcción.
Esta situación no es más que el reflejo de la gente desesperada por poder tener recursos para vivir, o bien para poder enfrentar los gastos de una enfermedad o tal vez otra necesidad que les obligue a vender su único patrimonio.
