Afectados. Más de 400 conductores del transporte de carga han tenido que cambiar de actividad por los constantes incrementos en los combustibles y en las refacciones. JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ / EL SIGLO DE DURANGO
Por lo menos la mitad de los trabajadores del transporte de carga afiliados a la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Durango se han retirado de la actividad orillados por los constantes aumentos en los combustibles y en las refacciones, mientras que otros más "están al filo de la navaja", informó Luz Amalia Ibarra Gómez, secretaria de Trabajo y Conflictos de esta Confederación.
Mencionó que los incrementos en el diesel, principalmente, han sido de gran afectación para los transportistas, que ya no trabajan por ganancias sino para poder subsistir.
"Pero independientemente de los combustibles como el diesel y la gasolina lo que más ha afectado a esta actividad ha sido el incremento de refacciones, que han subido de manera incontrolable y los tienen a muchos en el filo de la navaja. Otros ya definitivamente se retiraron de la actividad y los que quedan sobreviven sobre todo en lo que es el transporte de carga", citó.
Y es que, durante los últimos tres años, han dejado de trabajar en esta actividad 400 de los 800 transportistas de carga afiliados a la CROC. Una situación que se intensificó durante el último año en que se han registrado incrementos constantes.
Por si fuera poco, a decir de la entrevistada, también ha bajado de manera considerable la extracción de madera en el sector forestal, que es en donde laboraba el mayor número de afiliados.
Explicó que la mayoría de los que quedan son ejidatarios forestales y en cuanto a los que se han retirado, aclaró que no todos han dejado de laborar ya que algunos pudieron emplearse en otras áreas: hacen trabajos de volteo, conducen un taxi o se dedican a otras actividades para poder subsistir.
Estimó que la extracción de madera y, por consecuencia, su transportación se ha reducido en un 50 por ciento aproximadamente ya que, aunque se están abriendo nuevos frentes de extracción, están muy alejados y los caminos son más peligrosos. La inseguridad no ha sido factor determinante en esta baja en la actividad ya que, según comentó, los trabajadores aún con temor siguen cumpliendo con su labor "porque no pueden dejar de comer".
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