Tres meses y medio después del atentado, el diputado local Mariano Soto Caldera regresó al Congreso del Estado para reincorporarse a su trabajo.
La noche del 22 de febrero el legislador se encontraba cenando con el entonces alcalde del Mezquital y su asesor, en un restaurante del sur de la ciudad, cuando un grupo armado asesinó al edil y su acompañante; él resultó gravemente herido.
A las 11:00 horas de ayer las miradas se centraron en la puerta de acceso a la sala de plenos del recinto legislativo; los asistentes voltearon con asombro al pasillo por donde entraba Mariano Soto Caldera.
La silla de ruedas en la que iba era empujada por sus auxiliares y en su trayecto saludó con una sonrisa a los miembros de la prensa para luego llegar hasta su curul, donde personal técnico del Congreso local le dio las instrucciones para manejar el nuevo Sistema Parlamentario.
Con voz forzada y una sonrisa, afirmó que siente como si hubiera vuelto a nacer, además de que negó rotundamente haber recibido algún tipo de amenazas personales o telefónicas.
Afirma que vive tranquilo porque "cuando le toca a uno, le toca aunque esté donde esté".