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Treinta mil muertos después

Gran angular

RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS

En entrevista radiofónica, el periodista Salvador Camarena preguntó el martes a Felipe Calderón si Andrés Manuel López Obrador es aún un peligro para México, como lo aseguró su propaganda electoral en 2006.

Respondió Calderón que sí, que lo era entonces y que lo es ahora, que eso pensaban y piensan él, su equipo y 15 millones de mexicanos. Por eso aseguró que la idea es válida y cierta, culpó de paso a AMLO de hacer un daño terrible "con su campaña de rencor y de odio antes y después de las elecciones", y aseveró que políticos como El Peje sólo le gustan a sus fanáticos, a un extremo superradical, a una especie de feligresía, "no al mexicano común que lleva a sus niños a la escuela y que quiere vivir en paz y tranquilidad".

El miércoles, en un acto público, contestó López Obrador. Argumentó que no refleja la realidad el que se le considere un peligro a través de una campaña sucia que infunde miedo y manipula el voto. Consideró que la frase "es tan burda y ofensiva" que ni siquiera se atreve a usarla contra el propio Calderón, "a pesar de que han perdido la vida cerca de 30 mil mexicanos por su irresponsabilidad e ineptitud". También le dijo que ofende a millones de ciudadanos al llamarlos fanáticos porque no se dejaron engañar y le sugirió que "en lugar de que siga optando por la mentira, la confrontación y la ofensa", pida perdón a los mexicanos por el desastre al que ha llevado al país.

Hasta aquí los dichos de ambos personajes respecto a los cuales hago algunas reflexiones:

Lo dicho por Calderón profundiza una herida nacional que ni siquiera había empezado a cerrar y, al hacerlo, polariza más a una sociedad dividida y confrontada. Por lo tanto, es uno más de sus muchos desatinos. Aquí comentamos, en su momento, que a los peligros se les destruye para que dejen de serlo, por lo que llamar peligro a un contrincante político fue y es una invitación a destruirlo, nada más ajeno a la lucha democrática. Pero Calderón ya lo hizo, con las consecuencias de ingobernabilidad que ahora vivimos, y lo vuelve a hacer ahora, vaya cachaza, en medio de sus reiterados llamados a la unidad. Eso es esquizofrenia pura.

Pero lo que dijo Calderón no fue un dislate, un error, algo no pensado. Es claro que lo pensó y lo hizo con una o diversas intenciones, lo hizo para potenciar uno o diversos mensajes. El más contundente y alarmante es que se meterá con todo en la elección presidencial de 2012 (igual o más que Fox lo hizo en 2006) y que no está dispuesto a soltar el poder, o no al menos a la persona o partido que él no quiera. Otro: distraer con su escalada declarativa anti-Peje, la atención respecto a las crisis en curso que son de su responsabilidad (la inseguridad, el desempleo, los descarados beneficios a intereses empresariales) y concentrarla en una nueva polarización PAN-PRD para hacer a un lado, al menos momentáneamente, el posicionamiento tan aventajado como costoso del PRI y Enrique Peña Nieto, preferencia electoral que sueña obsesivamente con desinflar.

Logre o no esos y otros objetivos, lo dicho tendrá consecuencias en términos de la percepción ciudadana. Dos por lo menos:

1. Que no le queda más que reconocer en AMLO una fuerza opositora vigente que todo el aparato político no ha podido aniquilar y que podría volver a ser electoralmente competitiva, no obstante el empeño de evitarlo durante los últimos cuatro años con todas los recursos a su alcance y los de los factores reales de poder que lo colocaron en Los Pinos.

2. Que sólo con la descalificación y la confrontación tendrá la oportunidad de mantener el poder para el PAN y así evitar pasar a la historia como el panista que se lo devolvió al PRI o que lo perdió ante la izquierda.

No se olvide que fue Calderón quien inició la campaña de rencor y odio de la que culpa ahora a López Obrador y que él mismo profundiza; ni que muchos mexicanos, entre los que me incluyo, somos comunes, tolerantes, no fanatizados, llevamos nuestros hijos a la escuela y lo único que queremos es trabajar y vivir en paz. Pero ellos y quien esto escribe nos damos cuenta que lo que impide la materialización de esos deseos tan simples son gobiernos como el de Calderón.

(rrodriguezangular @hotmail.com)

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