Por diversión. Tres menores del ejido San Esteban se hacen cargo de la balsa y ayudan a cruzar a vecinos de ejidos que están incomunicados por el río Nazas y por la tarde, Protección Civil sólo les llevó sandía.
Luego de que no hubiera quién "jalara" la balsa por la mañana, tres menores del ejido San Esteban tomaron las riendas y se hicieron cargo de ella durante todo el día para ayudar a cruzar el río Nazas a más de 40 personas que habitan en comunidades incomunicadas con el paso del agua.
Al recorrer el cauce del río Nazas, fueron encontrados bañándose en una orilla, Raúl, Rigoberto y Fernando, vecinos del ejido San Esteban. Al preguntarles quién se encargaba de la balsa para el cruce del ejido en mención al otro lado del río, al mismo tiempo contestaron "nosotros".
Raúl García, de 12 años, contó que en la mañana al levantarse como a las 7:30, le dijo a su hermano Rigoberto, de 14, que fueran al río a ver si había aumentado su cauce, para lo que invitaron a su amigo Fernando Ávila de 15 años.
Al llegar vieron la balsa sola, mientras que del otro lado varias personas adultas intentaban hacer maniobras para acercar la balsa, ya que ésta estaba del lado de San Esteban, por lo que los menores se subieron y comenzaron a "jalar" la balsa para llevarla hasta el otro lado y cruzar a las personas.
"Al ver que pudimos, nos quedamos a ayudar a cruzar a los que faltaban", dijo Raúl, el más pequeño.
Asimismo, los menores comentaron que les parecía que eran pocas las personas que querían cruzar el río, pero señalaron que fue porque la balsa apenas fue construida el martes por la noche, en la carpintería "Del Poido", familiares de Fernando.
"Como es nueva, la gente no sabe, por eso han sido sólo 40 personas las que hemos ayudado a cruzar gratis", dijo Rigoberto, mientras se preparaba para subir a la balsa y mostrar el trabajo que es llevarla de una orilla a otra.
EL TRASLADO Los menores mostraron sus habilidades para manejar la balsa. Rigoberto y Fernando se turnan para "jalar" la balsa, mientras que Raúl el más pequeño y más delgado hace contra peso del otro lado de la balsa, para así evitar que ésta termine volteándose a la mitad del camino.
"Al pasar por en medio se hace más pesada, ya que la corriente es más fuerte y ahí tenemos que jalar los dos juntos", comentó Fernando.
Al preguntarles sobre la cantidad máxima de personas que han podido mover en un traslado, dijeron que de cinco en cinco, porque si no se les hacía más pesada.
"Aveces las mismas personas nos ayudan a jalar, lo que nos hace llegar más rápido a la otra orilla", dijo Rigoberto.
Raúl por su parte comentó que el servicio es gratuito, ya que el Municipio les donó el material para construir la balsa, ya que por ahí cruzan los habitantes de las comunidades como San Marcos, San Rafael, Santa Elena, así como del propio San Esteban, ya que muchos campesinos tienen del otro lado del río sus tierras.
